El escritor

Vilas es el que más necesita el mundo exterior ya que su oficio parece que es el de anotar como es el mundo real

Aresultas de este misterioso e intrigante estado todo el mundo hace espeleología en su yo interior en el interior mostrando su peor cara en videoentrevistas mientras suenan de fondo perros y niños. Curiosamente los que siempre están en su interior y en el interior son los que más reivindican el exterior, Manuel Vilas, el escritor, por ejemplo. Yo pensaba que este sería su estado ideal, es decir, no tener que salir para nada, no tener que ver a nadie, no tener que hablar con nadie, por decreto, sólo escribir y leer, cine sin cine, música sin personas, por fin alejado del mundo exterior. Pero no, el señor Vilas es el que más necesita el mundo exterior ya que su oficio parece que es el de anotar como es el mundo real, fijarse en cada detalle, retransmitir en diferido el color de la ropa, el modo de hablar, el tipo de gafas y la forma de andar de aquel señor que está tomando café y que hojea pausadamente el periódico pero si no hay café, no hay señor y no hay periódico (lo hay pero no está en el café con el señor) ya no puede el señor Vilas taquigrafiar nada, tomar notas en su libretita de anotar la realidad, de inventar historias que ya están inventadas, ya existen, ya se ven, están ahí, sólo hace falta ser escritor para verlas, pero si ya no están parece que la imaginación proscrita y la retórica retorcida de las palabras que ya no dan fe de lo visto y vivido no es la moneda literaria de curso legal. Si tienes que ir al concierto para escribir sobre el concierto es que no vas a escribir nada interesante sobre el concierto. En el proceloso mar de los datos y las características exactas y puntillosas de la matemática descripción vive el naufragio de la literatura y la novela periodística del chupatintas que toma nota de todo para escribir plúmbeamente el relato de la banalidad de encefalograma plano procurando convencer a los próceres y prácticos del puerto seguro desde donde se ve todo de cerca y de lejos y al final encerrado en su mundo de juguete y maquetas de cosas reales se enhebra y teje la realidad que realmente es irreal y falsa, no hay quijotes locos, no hay insectos que se levantan de la cama, no existen submarinos inventados y las historias de su vida que usted hace pasar por los personajes no existen, En su déficit de mundo exterior no hay superávit de mundo interior. En el debe está lo exterior y en el haber nada. No cuadra su balance, señor Vilas.

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