El medio y el ambiente

La escuela de Toledo

No tengo ni idea de lo que se puede hacer, aunque deseo que sea lo máximo posible

Apesar de que hasta la versión soviética de las obras completas de Tolstoi, editadas tras su paso por la acostumbrada censura del régimen, es más larga que un domingo sin dinero, alguien se encontró en las mismas una frase que dice «hay muchos tipos de conocimiento, pero hay uno que es mucho más importante que los demás: el conocimiento de cómo hay que vivir y ese conocimiento, muchas veces, se menosprecia».

Viene a cuento porque mientras escribo estas líneas acabamos de estrenar nueva fase en la libertad que nos conceden las autoridades para que podamos hacer "otras cosas", que no enumero porque mi ansia y mi sensación de libertad son interiores, por mi carácter y vivencias. Así que no tengo ni idea de lo que se puede hacer, aunque deseo que sea lo máximo posible, dentro de un orden que dirán los sesudos asesores que ha nombado el Presidente para ese magnífico comité de expertos, y del que parece ser que ya se conocen los nombres y biografías, así como los méritos para pertenecer a la misma y asumir la responsabilidad que ello conlleva.

Volviendo a Tolstoi, su cita también es de aplicación a estos tiempos "de volver a reir con los amigos", que dice Sabina, pues lo que está poniéndose claro, claro, claro, es que las circunstancias y el entorno han cambiado y siguen cambiando a pasos muy veloces y, además, con el añadido de que difícilmente tendrán marcha atrás, pues lo que ya hemos hecho con la sociedad: destrucción de la naturaleza y de valores sociales, el materialismo imperante en las relaciones inter-personales e inter-gubernamentales por la globalización, la no solución de las migraciones y sus problemas añadidos, las aglomeraciones urbanas impersonales … estos son los polvos que han dado lugar a estos lodos, que se han sumado a las condiciones de vida impuesta por la pandemia del coronavirus, que de alguna manera es un aviso para lo que puede venir, antes o después, y que no es descartable dado lo que ya hemos hecho y seguimos haciendo.

Por tanto, como siempre hay soluciones, lo mejor es que una vez asumido lo anterior, recordemos una vez más que somos fruto de una larga historia, en la que ha habido momentos tales como la construcción de la Biblioteca de Alejandría o las escuelas griegas, pasando por la Escuela de Traductores de Toledo, que desde que Alfonso VI conquistó la ciudad en 1085, se convirtió en un modelo de convivencia entre culturas diferentes en una época de drásticos cambios sociales. Si ellos supieron y lo hicieron, ¿por qué nosotros no?.

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