La cuarta pared

La espacialidad

La arquitectura es un arte centrado en confinar aire, todos sus mecanismos y estrategias de diseño están orientados a producir formas en el vacío

Existen una infinidad de parámetros que intervienen en la transmisión de emociones por parte de cualquier tipo de obra artística, sin embargo, cada tipo de arte tiene uno por excelencia. En la pintura es el color; en la escultura, la proporción; en la música, el tiempo; en la danza, el movimiento; en la literatura, la imaginación; en la fotografía, el instante; en el cine, la narración y en la arquitectura es el espacio. Sin lugar a dudas, todos se entremezclan. El color también tiene mucho que ver en el cine, o las proporciones en la arquitectura, pero siempre hay una característica que destaca frente a las demás por la propia naturaleza de cada arte.

Las obras de arquitectura pueden llegar a servir a múltiples funcionalidades, desde la eficiente resolución de los programas de necesidades hasta la inserción y relación con su entorno inmediato, sin embargo, la arquitectura es un arte centrado en confinar aire, todos sus mecanismos y estrategias de diseño están orientados a producir formas en el vacío. Pese a que siempre relacionemos, intuitivamente, el espacio con los volúmenes interiores, la imagen exterior también es parte fundamental de todo ello. Una fachada no es solo un cuadro gigante, también es formadora de lugar. La estética de los edificios establece la imagen de las ciudades, pero también hay que tener en cuenta que, la relación entre todas ellas, conforma la percepción espacial y el ambiente de sus calles. El negativo de la edificación es el espacio, tanto interior como exterior. Y aunque, en la arquitectura intervienen tan diversas variables como las matemáticas, la física, la sociología o la legislación vigente, el resultado siempre tiende a reducirse a la percepción sensorial de un lugar.

Por ello, el Barroco fue una época muy especial para la arquitectura. En este periodo se investiga profundamente acerca de las posibilidades que el espacio arquitectónico puede ofrecer. La tensión que se produce al yuxtaponer diferentes geometrías volumétricas, en la dualidad de los elementos cóncavos y convexos, en las diferentes percepciones que una fachada puede otorgar al viandante en función de su punta de vista, así como en la relación, directa o indirecta, que los exteriores tienen con los interiores. Al fin y al cabo, el Barroco se centra en lo realmente importante: en las diferentes herramientas espaciales que juegan sus cartas frente al ser humano y sus emociones.

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