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Cuando iba al instituto estaba suscrito a Rock Espezial, la mejor revista de rock que había por entonces

Cuando iba al instituto estaba suscrito a Rock Espezial, la mejor revista de rock que había por entonces, que luego pasó a ser Rock de Lux, que aún ahora sigue existiendo. Una vez le pregunté a Diego Manrique, el gurú de los rock-critics españoles en una conferencia el porqué de ese cambio pero se fue por las ramas. Miles de años más tarde me citó como columnista en la gran sopa donde nadie es nadie que es Facebook. Es por ello que en los tiempos de la vida como desesperación de real-politik alabe que se escape lo diferente por los resquicios del colador. Escribiendo el rock, más allá de las cabezas movientes viendo a tu ídolo, estaba Lester Bangs, preludio y coda del rock-escritor que puede subirse a hombros de gigantes como Bukowski o Burroughs para no destacar ya que en el rock-periodismo no hay intelecto superior. Pero él si lo era en un mar donde la literatura es un handicap. Pero no podía escribir eso que no vas a entender porque el periodista ahogado en su manual de estilo tiene que escribir para que le entienda un niño de esos que no pasan los test de calidad en la educación. Era previsible, lo era, que las revistas especializadas floten y los periódicos se hundan. Ignacio Juliá, otro gurú de los rock-critics, ha traducido los artículos seleccionados de Bangs en una más que cuidada edición. No esperen en ella el melódico tono de amarillismo que anticipa su cubierta, adiós a los biopics falsos para borregos, adiós a las autobiografías llenas de cotilleos, adiós a los artículos breves. Hola al mundo desatado de las entrevistas como jeroglíficos, como búsquedas, como encuentros. El libro es un repaso fugaz a simpatías y antipatías que ahonda y se enfanga en determinados mitos, resucitándolos en el mundo de los malditos. Lou Reed, por ejemplo, mucho y más de él, una entrevista que es una obra literaria. Se zambulle en la desmitificación de Berlin, del que siempre se ha dicho que es el álbum más depresivo de la historia. Cómo y por qué no siguió Lou siendo un hit tras otro y sí un poco más oscuro. Cómo llegó Lou Reed a ser Lou Reed y algo más que na, na, nararana, na. Sin llegar a coleccionar un rosario de perdedores, Bangs ataca una sinfonía heterogénea, Richard Hell, Tangerine Dream, John Coltrane, J. Geils Band, The Clash, Jethro Tull. De su tacto ascienden de nuevo los vinilos y el descubrimiento de cada pulso de rock. El rock que nunca habías leído.

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