La fatalidad

La longevidad, y la supervivencia, son directamente proporcional a la actitud del ser humano

Más de una vez he escrito sobre "la suerte" ya que es algo bastante insertado en la cultura popular y un concepto poco tratado desde el punto de vista filosófico. Alguna vez he cuestionado las malas interpretaciones sobre los hechos y las falsas atribuciones a "la suerte" de los mismos. Distinguí "la suerte" como concepto-recurso cuando algo no podía ser explicado de otro modo y como concepto-excusa cuando algo no deseaba ser entendido. Ambos dos dibujaban genéricamente a "la suerte" como un concepto-vacío que se podía rellenar o sustituir arbitrariamente por otros, dada la inexplicabilidad de ciertos hechos. Finalmente me surgió la idea de una "suerte cuántica", aseverando que existía un porcentaje físico irrefutable en el mundo real que tendía a la disipación del mismo mundo real; es decir un porcentaje de hechos imprevisibles, aleatorios e indeterminados (cuánticos), que según la afección a la vida humana solían ser tildados como circunstancias negativas. Lo solemos llamar fatalidad. En ello voy a centrarme hoy. Analicemos: ontológicamente, "la fatalidad", tiene dos modus operandi propios. El primero de ellos se da en una serie de hechos vinculados la naturaleza. Me refiero a esos trágicos acontecimientos, como los desastres naturales y los hechos fortuitos, que suceden sin más, sin que la lógica pueda digerirlos. A ellos se les atribuye como causa la deriva de la naturaleza aunque en realidad no hay explicación. El segundo de ellos lo componen otros hechos que suceden solo si se dan una suma de elementos, de tal manera que si no se da la conjunción no llegan a producirse. En estos casos se solapan los acontecimientos físicos y las acciones humanas. Traduzco: si las actitudes son positivas el hecho físico no produce un acontecimiento negativo, pero si las actitudes son negativas entonces si lo hace. Por ejemplo: si un coche tiene una fuga del líquido de frenos solo terminará en tragedia si el conductor olvidada desatender las revisiones periódicas del vehículo. Su actitud será la que polarizará el acontecimiento. Y finalizo: a la vista de lo dicho no todas las tragedias son inevitables, es decir muchos de nuestro dramas se pueden evitar porque en el fondo son culpa nuestra. Una buena actitud no solo alejará la tragedia de nuestras vidas sino que además alargará la duración de la misma más que la medicina y los hábitos saludables.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios