La fiesta de la Patrona

Conservar los nombres y conservar los valores; los contenidos y las tradiciones que honran a los pueblos...La cuestión es que con estas actitudes parecemos gallegos: no se sabe si vamos o venimos, si subimos o bajamos, si entramos o salimos, si sorbemos o soplamos

Comenzamos una semana atípica en la que vetusta Almería celebra con luminoso sol veraniego y en un ambiente secularizado, la feria y fiestas del mediterráneo en honor de la Virgen del Mar Coronada, la fiesta de la Patrona, a pesar de que vivimos en una sociedad en líneas generales, prescindiendo de Dios en sus criterios y modelos de conducta, que desconoce los valores del espíritu, que en buena parte no presta atención a los deberes más sagrados, con son el amor a la verdad, el respeto a la justicia, el respeto a la vida, a la familia o al nombre de Dios, para honrarlo como Dios.

Cuando decimos, que tenemos devoción a la Virgen del Mar, Patrona Coronada y Alcaldesa Perpetua de Almería, queremos decir que tenemos fe en su Hijo Jesucristo, Señor la Vida y la Esperanza, Único Salvador del Mundo, amor a Dios y cumplimiento de sus Mandamientos, es decir amor a los hermanos, más sociabilidad y socialización, sobre todo a los más necesitados, decir devoción a la Virgen del Mar para la comunidad cofrade, es el deseo permanente y renovado de ser cristianos de verdad, discípulos de Jesús y miembros responsables de la Iglesia.

Estoy en el pleno convencimiento, que desde los cabildos municipal y catedralicio coadyuvados por los padres dominicos y la hermandad hacen todo lo posible para que los cultos a la Virgen del Mar, aunque sea sin procesión de alabanza, pero de tradición y sentimientos populares legítimos que respaldan esta celebración, no queden desdibujados en el maremágnum de la disipación y del ruido, aunque este año deban de ser atenuados y seguir respetándose con civismo por el bien común las restricciones sanitarias gubernamentales.

Conservar los nombres y conservar los valores; los contenidos y las tradiciones que honran a los pueblos, dan continuidad a su historia, y ayudan a perfilar su identidad. Por ello la Feria de Almería, la Feria de la Virgen del Mar, es una semana especial, tras un año aciago por la pandemia y las circunstancias geopolíticas internacionales actuales, que cada día su dramatismo se recrudece, para promover desde el gran Misterio de la Fe la convivencia, sabiendo apreciar quienes vivimos en un país como el nuestro, España, y en una apostólica ciudad como la nuestra, Almería, la vida y la paz, el amor y la hospitalidad, y la intercomunicación con quienes más lo puedan precisar a nivel material y espiritual en estos momentos de elevadas tribulaciones de toda índole social y económica. Paz y Bien.

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