Un filósofo en la tele

La autenticidad siempre requiere de una provocación porque exige alguna manera de demostración

Era extraño desde luego que a un tipo como ese se le ocurriera aparecer de repente en un programa del corazón. Sin desmerecer nada a este tipo de periodismo desde luego no eran frecuente situaciones como esta. Pero allí estaba, apostado sobre una silla y con la pierna cruzada. En su parsimonia escuchaba y observaba los testimonios de quienes hablaban de las relaciones íntimas de otras personas. Pirrón los miraba con detenimiento. Tras ellos, y tras el devenir de las cámaras, había varios guionistas comprobando que los invitados eran fieles a lo establecido. No obstante él no estaba dispuesto a serlo. Cuando la presentadora, una chica joven y guapa, le dio píe encontró en aquello una oportunidad. ¿Qué le parece el último romance de la hija de…? -Preguntó a Pirrón. Pues mire usted, es imposible saber si hay o no amor. -Dijo y continuó. No hay ninguna verdad y si la hubiera sería inaccesible para nosotros. Así que si hay o no amor en esa persona es algo que no podemos saber. Le puede decir a los guionistas que se vayan porque ni ellos lo saben. Es más, ni el público llegará nunca a saberlo. Así que lo mejor es dedicarse a tener una vida más natural y tranquila. Es una estupidez sufrir por los amoríos de quienes no solo no conocemos sino de quién no nos conoce. Y sobre todo por quien vive de un relato guionizado del que no tiene control.- Aseveró Pirrón ante la extrañeza de la presentadora. En ese momento se escuchó por todos los dispositivos internos de comunicación la palabra "cortadlo". Pero cuando Pirrón percibió semejante extrañeza se puso en pie delante de la cámara principal. La presentadora al verlo intentó cambiar de tema ya que no podía eclipsarlo. ¿Qué quiere decir con todo eso?-Inquirió. Pues que si no es posible conocer la verdad cómo es posible que haya gente que la comercialice. La filosofía la busca y no la encuentra y vosotros no solo la habéis encontrado sino que además la entregáis poco a poco y hacéis un negocio de ello. El enemigo de un filósofo es el sofista y el dogmático, y esto donde yo me encuentro es un templo para el sofismo. Con esto me refiero a los charlatanes que afirman saberlo todo.-Acabó con rotundidad. Y poco a poco se fue alejando del plató con tranquilidad ante una ristra de rostros boquiabiertos que le observaban. Pero él andaba y se sentía feliz de ser un tipo raro y poco frecuente, original.

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