Reflejos

Francisco Bautista

El fin del sueño europeo

La economía de Europa se encuentra amenazada por la producción elevada, y de mucho menor coste, de los países emergentes, especialmente los asiáticos. La producción en estas naciones está basada en una mano de obra barata, con pocos derechos laborales, baja cobertura social, una estricta disciplina social, y con limitadas libertades públicas.

Europa constituye un mal ejemplo para estas naciones, por los derechos y libertades que poseen sus ciudadanos. Existe una gran diferencia de salarios, y por ende de gasto de producción entre Europa y el resto de naciones. Los productos de los países emergentes poseen gran calidad y un coste muy barato, con mano de obra que en muchos casos trabaja para la subsistencia diaria. La fuerte rivalidad económica hace que esta situación de bienestar social peligre. Es por lo que los Estados de la Unión Europea han de aplicar una política económica basada en la automatización de la producción industrial, agrícola y servicios, primando el autoservicio, la robótica y la alta eficiencia energética. Pero, ¿realmente existe una Unión Europea? Últimamente anda a la deriva, comportándose más bien como una asociación de tenderos que han establecido un fondo de apoyo mutuo. Europa es el objetivo del resto del mundo. Chinos, estadounidenses y rusos la miran como un estorbo para sus políticas sociales. Las grandes corporaciones empresariales incrementan sus ganancias en esos países, con pocos derechos sociales. Europa es un mal ejemplo, por la libertad que sus ciudadanos poseen, de expresión, política y cobertura social, en una economía próspera compartida. La clase media es la gran protagonista de estas sociedades, es independiente, culta y propicia el ascenso hacia niveles de bienestar superior. La acción global de los diseñadores del futuro está encaminada hacia el debilitamiento de esta clase, su empobrecimiento, la distorsión del funcionamiento del sistema político vigente en los países europeos, el empobrecimiento intelectual, la pérdida de valores culturales base de su prosperidad. Es decir, hacia la disolución, y transformación, de la realidad sociopolítica del Viejo Continente. Quieren un futuro constituido por poblaciones sumisas, asustadas, proletarizadas, que luchan por tener una existencia digna. Vivirá feliz, adormecida en un universo virtual, soñando por ser señalada por el dedo de la fortuna del poder. Europa ya no interesa como escaparate propagandístico del mundo capitalista, pues el Telón de Acero desapareció, ahora es perjudicial para el futuro que aguarda.

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