Carta del Director/Luz de cobre

La fortaleza del campo

Con los resultados de las campañas agrícolas uno debe ser siempre cauto y ver las cifras con cierta distancia

La superficie de producción, invernada y al aire libre, en la campaña agrícola 2017-2018, ha sido de 54.899 hectáreas, un 1% menos. El volumen de producto producido suma 3.602.253 toneladas, con un descenso prácticamente inapreciable del 0,5%, debido a las condiciones climáticas. Las cotizaciones han evolucionado con ciertos altibajos, aunque la media ha estado en torno los 0,60 céntimos de euro por kilo, un 12% menos que en la campaña precedente. Aunque si se toman como referencia las tres últimas se observa que los precios se mantienen estables. El valor de la comercialización, sin contar con los flecos que supone la sandía y el melón, se ha situado en los 2.800 millones de euros. Aunque las exportaciones también muestran una tendencia descendente, en torno al 11%, lo cierto es que se viene de un año excepcional en cuanto a precios, por lo que parece complejo que se mantuvieran en este nivel.

Estas son las frías cifras. Un conglomerado de números que al lector le pueden llevar a mirarlas con optimismo, atendiendo a la capacidad que tiene nuestro agro de mantenerse en la cima, liderando la producción de hortalizas de este país con destino a Europa. También habrá aquellos que miren los datos y les quede un regustillo amargo, sobre todo, si son los que en la campaña anterior vieron como sus arcas se llenaban con unas cotizaciones récord.

La realidad es que ni una cosa ni la otra. Aquí debemos ser tan fríos como uno de los primeros alcaldes de nuestra vecina Lorca, cuando inauguraba la Feria del Porcino de la comarca. Al ser interrogado por el número de cabezas de cerdos que había en la zona respondía con un lacónico depende.

- ¿Cómo que de depende?, insistieron los periodistas.

-Sencillo, argumentó el primer edil. Si es para obtener ayudas de Europa, un millón. Si es para pagar a Hacienda, 200.000 y la realidad es que habrá en torno a las 500.000. En el caso que nos ocupa ocurre algo similar. El agro almeriense disfruta de buena salud, aunque las cosas se puede y se deben de hacer mejor. Pero la realidad, siempre tozuda, muestra que mantenemos intacta nuestra capacidad de producción y que somos los únicos capaces de producir con garantías de nuestro entorno. Nos hemos adaptado, con éxito, a todos y cada uno de los retos que se nos han planteado y se trabaja en superar las dificultades derivadas de la escasez de agua y de nuestros competidores. La fuerza del campo almeriense es incuestionable, pese a los agoreros y aquellos que parece que sólo tienen en la vida la misión de hacer de plañideras, en la idea de que es la fórmula para atraer ayudas o inversiones. Error. Aquí se trata de ir por delante de los demás, aplicar las nuevas técnicas de cultivo y competir para permanecer en la cima. Lo demás es una pérdida de tiempo.

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