Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Los tres frentes del Rey

La extrema izquierda, los separatistas y las cloacas del Estado confluyen contra la Corona

Por alguna razón que no acertamos a explicarnos, los veranos no son buenos para la Corona. Suelen ser en estos meses en los que la actividad política tendía a reducirse -eso era antes, ahora no hay tregua ni de Navidad- cuando arrecia el fuego graneado contra La Zarzuela. Este año, plagado de incertidumbres, la ofensiva no es precisamente pequeña y tiene tres frentes que intentan confluir en el mismo sitio: el desprestigio de Felipe VI, sea de forma directa o a través de lo que los cronicones sociales del pasado más o menos reciente llamarían su egregio padre. El primero está capitaneado por la izquierda extrema, para la que la Monarquía es un filón. Saben que ahí no arriesgan y que encuentran terreno abonado entre su parroquia. Disparan, nunca mejor dicho, con pólvora del rey. Ahora están con que el Parlamento investigue a Juan Carlos por presuntas irregularidades fiscales, blanqueo y demás delitos económicos. Lo utilizan para presionar a La Moncloa, porque saben que están en posición de poderlo hacer.

Por otro lado, pero no muy lejos, van los separatistas catalanes y éstos no miran al padre sino al hijo felizmente reinante, que dirían los mismos cronicones. El nacionalismo radical, que se ha adueñado de las instituciones y que sangra y sangrará por las heridas del 155 y los presos, no perdonará a Felipe VI su discurso del 3 de octubre, cuando este país parecía al borde de la ruptura, en el que hizo prevalecer los valores de la cohesión y de la Constitución. Se lo quieren hacer pagar y le harán pasar todos los malos ratos que puedan. Sobre todo, cada vez que se le ocurra asomar por Cataluña.

Pero si nos tenemos que quedar con algunos de los frentes, ahí ya entran las aficiones personales, nos quedamos con el que ataca a la Corona desde los bajos fondos del Estado. Ese chantaje en forma de grabación a la falsa princesa Corinna, que habría sido colocada como testaferro por el Rey emérito, tiene todos los ingredientes de una mala novela de espías. Desde el promotor de la operación, un antiguo policía especialista en cloacas y ahora encarcelado, hasta los periódicos digitales empleados para la operación son de un patetismo que hasta se podría tomar a broma.

Pero no es el caso. Hay una operación de desgaste institucional de la Corona. Posiblemente no llegue a buen puerto. Pero es un desafío en toda regla al Estado y los responsables de su defensa, en este caso el Gobierno que preside Pedro Sánchez, no deberían actuar a la ligera.

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