Aunque esté de moda no voy a hacer alusión alguna a la clase política española ni a la moción de censura. Voy a hacer una reflexión sobre el concepto Friki. Veamos: es un vocablo proveniente de estados unidos (Freak) que en el siglo XIX hacía referencia a personas con algún tipo de malformación. Algunos de estos estaban expuestos en espectáculos circenses. Esto fue así hasta la década de los 70. Hay manifestaciones artísticas que han abordado este tema: la película "Freaks" de Tod Browning en 1932, y el tema musical "Devil Baby" de Mark Knopfler (ex-Dire Straits). No obstante, a partir del año 2000 el concepto se extendió hacia otros: el friki (freak) lo era entonces desde el punto de vista de lo extraño, lo extravagante y excéntrico en definitiva. Ya no era la persona con malformación. Y este cambio significo algo: el excéntrico lo era como actitud ante la vida, como diferenciación de su entorno. En ese sentido aportaba algo a la sociedad desde su singularidad y la sociedad captaba su mensaje llamativo. Su postura suponía un acto de comunicación. En cierta forma era una protesta. Pero más tarde llegó algo llamado "cultura friki" lo que hizo evolucionar también el concepto ya que se vinculó al fenómeno televisivo, al de las redes, al de la fantasía, al del terror, al de los cómics, y al triunfalismo. Desde entonces ser friki es algo vacío que no supone ningún mensaje-protesta al entorno sino que se pierde en un cosmos estético de símbolos culturales. Algunos de estos tenían una deliberada ambición por aparecer en ciertos programas de televisión y en algunas publicaciones. Entonces surgió el día del orgullo friki para consolidar este proceso. En ese momento el frikismo se hizo artificio: llevaba una escenificación, una preparación, un vestuario, una puesta en escena; nada que tuviera que ver con la excentricidad anterior (con la sana rareza que humaniza al hombre, la de Diógenes). En cierta forma, el frikismo, se ha convertido en una subcultura que no genera ambigüedades sino una industria iconográfica que mueve cantidades de dinero nada desdeñables. También se ha convertido en un trampolín hacia el éxito. El friki tras obtener popularidad deja de ser friki y se recicla en otra industria mediática. Dicho esto, y para acabar, recordarles que no he hablado ni de la clase política ni de la moción de censura. ¿O sí lo he hecho? ¿Ustedes que creen?

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