Reflejos

Francisco Bautista Toledo

El futuro que aguarda

Es necesaria una transformación de pensamiento social sobre el tipo de formación que necesitan los jóvenes

El robot será el centro de nuestra vida en los próximos años. En la industria sustituirán a los trabajadores, constituyendo elementos laborales de gran precisión, incansables, y con mayor calidad en sus acabados. Esta suplantación en la fábrica, despachos, asistencia y recepciones, eliminará especialidades hasta ahora vigentes, desapareciendo la mano de obra sin cualificar, siendo necesarios más técnicos relacionados con su mantenimiento, diseño y desarrollo, como también menos licenciados universitarios. Conlleva esta conclusión que la realización de una carrera universitaria, para acceder a un puesto de trabajo, depende del campo de conocimiento abordado. Muchas carreras universitarias verán su final. En cambio, será necesario, cada vez más, el concurso de técnicos especialistas superiores en Formación Profesional.

La economía entrará en el ciclo de la gestión cibernética, superando la etapa de medios TICs. Las economías basadas en manos de obra barata poseen un horizonte de agotamiento próximo.

¿Está nuestro sistema educativo preparado para afrontar este reto? Yo creo que, aunque se percibe la necesidad de un nuevo horizonte pedagógico, no se comprende la esencia del cambio que abruma el futuro. Nuestro sistema educativo está dirigido fundamentalmente, en la actualidad, hacia una formación universitaria, siendo ésta la meta a la que aspiran casi todas las familias, siendo más valorada frente a la formación profesional. Existen factores de pensamiento social, e histórico, que fundamentan la creencia de la superioridad de una formación universitaria.

Es necesaria una transformación de pensamiento social sobre el tipo de formación que necesitan los jóvenes, y sobre todo un cambio de pensamiento entre los profesores, pues su función no consiste en preparar al alumnado para acceder a la Universidad, ni ser guardianes de la academia del Saber, sino en gestionar las capacidades del alumno, saber dirigirlas hacia su total desarrollo, en un proceso de autoconocimiento, y satisfacción con el propio yo. Es imprescindible romper la diferencia entre la FP y los estudios universitarios, uniéndolos en el concepto de una sola formación, centrada en el conocimiento tecnológico, dentro de un aprendizaje continuo, sin dejar atrás una formación humanista básica. De este tronco saldrán los técnicos de servicio y mantenimiento (posibilitadores) y los técnicos desarrolladores (creativos) siendo ambas partes interdependientes, e importantes, para el futuro económico que aguarda.

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