El callejón del gato

El futuro de ciudadanos

El problema fue que a Ribera le entraron las prisas, pensó que, de la noche a la mañana, podría darle el sorpasso al PP

La deriva de Ciudadanos hacia su total desaparición no tiene explicación. Nació colocándose la etiqueta de ser un partido de centro derecha y con esas perspectivas consiguió alcanzar una posición relevante en el panorama político. En Cataluña fue el partido más votado acaparando la mayoría de votos de los catalanes que no se consideran independentistas. Y en el Congreso de los Diputados llegó a tener un peso considerable con 57 escaños. No hace falta ser un analista acreditado para estimar que su éxito se debía al intento de situarse en un centro derecha que se hallaba desierto. Su pacto con el PSOE apuntaba maneras de que en España se estableciera una estabilidad de cara el futuro, con una socialdemocracia y un liberalismo moderado, pactando o alternando en el poder. El problema fue que a Albert Ribera le entraron las prisas, pensó que, de la noche a la mañana, podría darle el sorpasso al PP y se lanzó a conquistar votos de la derecha tradicional. A partir de entonces todos los pasos que ha dado Ciudadanos han ido alejándose de su posición inicial sin que por ello haya conseguido desbancar al PP. Su imagen en la Plaza de Colón fraternizando con la derecha más radical fue una clara demostración del cambio experimentado. Por mucho que pretenda distanciarse de VOX, la ultraderecha le persigue en cada uno de los pasos que ha ido dando para pactar con el PP en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. La participación de VOX es imprescindible para conseguir la mayoría de los acuerdos y para aprobar presupuestos hay que someterse a sus exigencias ultraconservadoras que Ciudadanos no tiene más remedio que admitir. No es extraño que muchos militantes destacados hayan abandonado las filas y que en las elecciones del 10 de noviembre haya sufrido un descalabro quedándose con solo 10 escaños de los 57 que obtuvieron en las anteriores elecciones. Semejante fracaso provocó la dimisión inevitable de Albert Ribera recayendo el mando en Inés Arrimadas que no está dando muestras de cambiar el rumbo hacia la derecha que emprendió su antecesor. Ahora anda detrás del PP para formar una coalición y presentarse a las elecciones en Cataluña, País Vasco y Galicia, lo que viene a ser un reconocimiento expreso de su incapacidad para participar en solitario. Es evidente que Ciudadanos ya no es el partido de centro derecha con el que consiguió sus mejores resultados. Al paso que va, mucho me temo que no tardará en desaparecer.

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