La tapia del manicomio

El genio de 'El Genial'

En Almería tenemos a Tomatito, Niño Josele o India Martínez, en la cumbre de sus escalafones

Es probable que en cualquier arte haya genios ocultos que pasan toda su vida casi en el anonimato. El casi suele ser su círculo próximo. En el flamenco esta situación es mucho más frecuente, dado que se trata de un arte íntimo, que nace y se desarrolla en ambientes familiares generalmente cerrados, como es el caso de las familias gitanas, mayoritarias en el flamenco. El que muestra grandes aptitudes es admirado en su entorno, pero también ocurre que suele haber a su alrededor un buen puñado de cantaores (o bailaores o tocaores) que lo hacen casi igual de bien. Están en su zona de confort, de la que siempre cuesta salir y más en el caso de familias tan grupales como las gitanas.

El que consigue salir de su entorno para ir a buscarse la vida, generalmente se va a Sevilla o Madrid, que son los centros de actuaciones y contratación para el extranjero. En el extranjero, por cierto, el flamenco es mucho más apreciado (y pagado) que en España, incluso que en el propio Jerez. Compárese, por ejemplo, la proyección mundial de un Mercé con la de figuras de no menor nivel como El Torta. En Almería tenemos los ejemplos de Tomatito, Niño Josele, incluso India Martínez, que están en la cumbre de sus respectivos escalafones. Aquí, lo máximo a que puede aspirar un artista flamenco es a actuar una vez al año en las tres o cuatro peñas, más un puñado de bolos en pequeños locales que no son ni tablaos: los tablaos en los que se trabaja a diario están en Madrid y algunos en Sevilla.

Todo este largo exordio es para vez si se anima Antonio García "El Genial" a lanzarse fuera de las lindes de La Chanca a buscar un estrellato más que probable dadas sus excelentes condiciones: voz llena y potente con un metal de bronce, llena de "soníos negros"; sobrado de compás, afinación impecable, conocimiento de la tradición y capacidad de aportar materiales propios sobre la base de ese conocimiento. En la noche del viernes levantó de sus asientos en varias ocasiones a la veterana afición de la peña El Taranto. La ovación final fue una de las más prolongadas que hemos presenciado en medio siglo que llevamos de socios. No hubo ni un altibajo. Por destacar algo, hace mucho que no escuchábamos unas seguiriyas de tal calibre. La conjunción con David "Niño de la Fragua" fue de nota altísima. David, otro que tal baila, mejor dicho, toca. Toca como para triunfar allá donde vaya. A ver si se animan ambos a dar el salto.

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