Otro goya falso

Ello indica, lastimosamente, que a día de hoy no hay expertos solventes para la obra de Goya

Hace unos días, el pasado 30 de enero, la sala Sotheby´s de Nueva York vendió un supuesto cuadro de Goya en 1,8 millones de dólares. La obra, cuya autenticidad al parecer suscita un consenso favorable entre varios "expertos" goyescos, ha sido expuesto en ocasiones como segundo boceto preparatorio para el cuadro "Anibal vencedor", pintado por un joven Goya en Italia, entre 1770-1771, para presentarse al concurso de la Academia de Parma. Este cuadro definitivo, que pertenece a una colección particular de Cudillero y que apareció -se creía perdido- hace no demasiados años, está hoy depositado temporalmente en el Museo del Prado. Se trata de la primera obra de Goya que posee constancia documental, pues el artista la presentó al citado concurso sin demasiado éxito -la palma se la llevó Paolo Borroni- y se conocen los entresijos del envío y el fallo del jurado. Goya obtuvo, pese a todo, una mención de honor del jurado, que le sirvió para, vuelto a su Zaragoza natal, afianzar su posición como artista y obtener diversos encargos religiosos importantes. El considerado como primer boceto para el "Anibal" se conoce desde fecha anterior a la aparición del cuadro definitivo; es obra segura de Goya y en la actualidad pertenece al Museo de Zaragoza. En él se aprecia, ya en fecha tan temprana, la concisión expresiva del pincel goyesco, su capacidad para definir la forma y el movimiento con las mínimas pinceladas y un prodigioso talento para componer y orquestar la imagen total de la obra. El supuesto segundo boceto que ahora se ha vendido es, a todas luces, un cuadro malísimo, ajeno por completo a la técnica goyesca. Se trata, sin duda, de una copia muy floja, de pincelada torpe y resobada, del primer boceto, sin apenas variantes, hecha por un aficionado mediocre teniendo delante el boceto auténtico. Cualquier amante de la pintura y con un mínimo conocimiento de la obra de Goya, puede apreciar la obviedad de lo que acabo de afirmar. Sorprende, por tanto, que nadie haya alzado su voz para denunciar esta venta. Ello indica, lastimosamente, que a día de hoy no hay expertos solventes para la obra de Goya. Al mismo tiempo, Wilson y sus discípulas, en su delirio ignorante, continúan su fiebre descatalogadora de auténticos goyas, casi todos del periodo de la Guerra y posteriores. Lo que está sucediendo con el más gigantesco artista de la Europa contemporánea es indignante. Y el silencio de la comunidad científica, vergonzoso.

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