El callejón del gato

La gran invasión

Si algo no se le puede negar al Rey de Marruecos es la claridad con la que nos muestra la ruinosa situación

Si algo no se le puede negar al Rey de Marruecos es la claridad con la que nos muestra la ruinosa situación en la que se encuentra el país que gobierna y el desparpajo con que utiliza la miseria de su pueblo con fines políticos. Las armas que ha utilizado para "invadir" Ceuta nos dan cuenta de la penuria que reina bajo sus dominios. Se necesita tener mucha desesperación para abandonar la tierra que te vio nacer y atravesar la frontera, con una mano detrás y otra delante, para buscarse la vida sin un rumbo fijo. Cualquier cosa es mejor que vivir pasando hambre en un Estado policial bajo el mando de un sátrapa sin escrúpulos. Y ante una desavenencia con España, en este caso parece ser que la hospitalización del líder saharaui Brahim Gali, en lugar de buscar una solución diplomática como sería lo propio, monta una embestida utilizando a miles de infelices dispuestos salir huyendo facilitando su salida. Poco le importa al Rey de Marruecos la suerte que corran los ciudadanos marroquíes que arriesgan su vida para pasar la frontera. Con lo ocurrido la pasada semana en Ceuta lo que ha conseguido Mohamed VI es mostrar sin ningún recato la imagen de un gobierno autoritario y la miseria de miles de familias marroquíes dispuestas a tirarse al mar jugándose la vida por un futuro digno. Atribuir a Pedro Sánchez y a su Gobierno las culpas de lo sucedido, por haber permitido la hospitalización del líder del Polisario, es una manera torticera de justificar el comportamiento pernicioso de un monarca sin escrúpulos, cuyo único objetivo es chantajear a España y a Europa. Como era de esperar no ha tardado Pablo Casado en poner en marcha su arma de acoso a Pedro Sánchez, culpabilizándolo por formar Gobierno con un partido cuyo dirigente es partidario de la autodeterminación del Sahara. Para congraciarse con Mohamed VI Pablo Casado reclama a Pedro Sánchez que rompa el acuerdo de Gobierno con Podemos. Resulta que en España gozamos de una democracia donde no sólo se permite estar a favor de la independencia de ciertas autonomías, sino que los independentistas pueden defender sus intereses en el Parlamento. Pero a la hora de formar Gobierno, habrá que evitar cualquier acuerdo con un partido que pueda molestar al omnipotente Rey de Marruecos.

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