No es una guerra; es un genocidio

La ONU asignó a Palestina un territorio equivalente al 75% de Almería para una población siete veces mayor

El pasado sábado me encontré una foto en Facebook que me impactó: una niña, que parecía mi nieta, sentada sobre una enormidad de escombro resultado de un ataque del ejército israelí sobre población palestina, estaba sentada agarrando una muñeca rosa. Mi vello se erizó como pocas veces he podido experimentar. Sabía que no era ella, porque aquella no era nuestra tierra. Me vino a la cabeza lo que tantas veces en Almería expresa nuestra satisfacción de vivir por aquí, "qué orgullo ser español" o "cuánto arte ser andaluz". Sentí un impulso y la compartí en Facebook.

En 1948, el mismo año en el que la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, esa misma organización también aprobó la creación del Estado de Israel: ese pueblo que, errante, andaba sin un espacio físico donde clavar el asta de su bandera. Fue en un territorio donde no ha dejado de ampliar su tamaño a costa de "expropiar" terrenos del pueblo palestino. Hoy, en un mundo donde la palabra de cualquier imbécil vale tanto como una resolución de la ONU, poco cuesta refutar lo que acabo de afirmar. Pero la realidad es tozuda, y aquellos territorios concedidos en 1948 no eran con el encargo de extenderlos a cualquier costa. El Estado de Israel no existía antes de 1948. El palestino fue reconocido por la ONU en 2012; y a éste se le asignó un territorio equivalente al 75% de nuestra provincia, para una población siete veces mayor; una de las zonas más pobladas del mundo.

Pero, ¿cómo es posible que un pueblo que sufrió el exterminio genocida del nazismo soporte hoy a un Estado que aplica estas políticas de aniquilamiento? Una vez más, se salvan los individuos: desde hace ya, Barenboim o el desaparecido Shahak, sienten vergüenza de ser israelíes. Eso, "israelíes", que no "israelitas": el pueblo elegido por Yahvé… ¡hasta Jesús tuvo que enmendar a su Padre, sugiriendo a los suyos ir más allá!

El resto de la historia lo conocemos: unos malos malísimos armados, cuyo mal es no haber ganado una guerra en unos territorios sobre cuyos mapas escribimos "Tierra Santa". Los intereses cruzados de los estados nacionales en cada conflicto sólo permiten el posicionamiento ético, una a una, de las personas que los conformamos, y es el respeto a la vida y promoción de la dignidad de cada prójimo. Lo demás, no es conflicto, es genocidio. Quien no aparece aquí es el Imperio británico, que algo tuvo que ver en esto…

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