Utopías posibles

Luis Ibáñez luque

La guerra sucia como opción

En esa misma semana, alguien hace circular un vídeo en el que se ve una actuación musical, en el gimnasio de un instituto

Imagina que en el grupo de whatsapp de tu familia (ese donde solo mandan tonterías) recibes una imagen partida en dos. En un lado, se ve a Javier Imbroda (o Isabel Celaá, da lo mismo) partiéndose de risa. En el otro, un niño pequeño con respirador, en la UCI. En medio, uniendo las dos imágenes, aparece en grande la palabra ASESINO, y debajo, algo más pequeño: «consecuencias de no tomar medidas en los colegios». Esta imagen circula por twitter y facebook. Mucha gente de extrema derecha, de izquierdas, críticos del PSOE, de Ciudadanos, del PP y escépticos, la comparten. Muchas otras personas se indignan, porque ven claramente que es un montaje, pero igualmente lo comparten. Al día siguiente, alguien hace circular un recorte del BOE, en el que dice que las clases de 15 metros cuadrados podrán tener hasta 33 alumnos o alumnas, en Secundaria... Y un mensaje grande que dice «no les importa nuestra salud». Es un BOE manipulado, pero igualmente circula como la pólvora.

En esa misma semana, alguien hace circular un vídeo en el que se ve una actuación musical, en el gimnasio de un Instituto cualquiera. Más de 500 adolescentes se abrazan, saltan, gritan, sin ningún tipo de protección, pasándoselo bien. Mientras tanto, la voz que sujeta el móvil dice «madre mía, hace solo dos meses estábamos confinados, y mira ahora... esto es un desastre». El vídeo consigue en solo una semana más de 10 millones de reproducciones. Es falso, pero eso da igual.

Esto son el tipo de técnicas y tácticas propias del fascismo, la ultraderecha, y todos aquellos grupos que pretenden como objetivo principal sembrar el miedo, para su propio beneficio. Y es que no hay nada más efectivo que el miedo, para mover y remover las conciencias. Apelar al sentimiento más irracional, menos intelectual, a nuestro instinto de supervivencia. Eso es lo que suele hacerse en las redes, a cada momento. Ante la dejadez total de las administraciones (la central y la autonómica) para la prevención frente al COVID, me planteo si no sería bueno que hiciéramos lo mismo, pero por una buena causa. Da igual cómo o porqué, pero tenemos que conseguir que la ciudadanía se movilice, se indigne, se declare en huelga indefinida. De lo contrario, veremos aulas de 20 metros cuadrados con 33 alumnos y alumnas (y ahora no, no es falso), patios atestados con hasta mil niños y niñas, teletrabajo, confinamiento y... dolor, mucho dolor.

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