El callejón del gato

Un hotel en Los Genoveses

No es lo mismo el efecto que produce un rebaño de ovejas pactando en la zona protegida, que turistas motorizados

No sé lo que diría Doña Pakyta si levantara la cabeza y viera el negocio hotelero que sus herederos van emprender en la Bahía de los Genoveses con el visto bueno del actual gobierno de la Junta de Andalucía, pero lo que sí sabemos todos los almerienses es que doña Pakyta estuvo comprometida, prácticamente toda su vida, con la conservación ecológica del parque natural del Cabo de Gata-Níjar y no tuvo la menor intención de colocar un ladrillo en los terrenos que eran de su propiedad y que, por esa razón, el anterior gobierno de la Junta de Andalucía le concedió el título de Hija Predilecta de Andalucía. Lo que está claro es que la construcción de un hotel en la Bahía de los Genoveses supone un atentado a uno de los parajes mejor conservado de la costa mediterránea. Ya pueden decir lo que quieran, pero el proyecto que está en marcha no tiene nada que ver con una rehabilitación. La palabra rehabilitar, según el diccionario de la RAE, significa "habilitar de nuevo o restituir a alguien o algo a su antiguo estado". Cualquier cosa que se parezca a lo que había en el cortijo de las Chiqueras, que es donde pretenden realizar las obras, desaparecerá de una embestida. Lo que nos quieren vender como una rehabilitación es la demolición de unos corrales y chiqueras para usos ganaderos y agrícolas, y construir un hotel con 30 habitaciones y piscina para turistas. Y para el sostenimiento del hotel será necesaria la realización de obras subterráneas, atravesando el parque, para el abastecimiento del agua, y el alcantarillado que dará salida a los residuos que irán a parar al mar. Tan importante como el cambio que sufrirá el paisaje con las nuevas construcciones, será el cambio que sufrirá el ambiente con las actividades propias de un hotel. No es lo mismo el efecto que produce un rebaño de ovejas pactando en la zona protegida, que turistas motorizados. Si ahora está limitada la entrada a la bahía, más difícil será bañarse en los Genoveses cuando tengan garantizada la entrada los residentes del hotel. Como era de esperar son muchas las voces que se han alzado en defensa del parque natural y en pocos días se han recogido 200.000 firmas en contra el proyecto de la empresa Torres y González Díaz S.L. Si las movilizaciones producen efecto, a la vista de lo sucedido en el Algarrobico, preferible sería para todos, promotores incluidos, que sirvieran para evitar la construcción del hotel y no para impedir su apertura una vez construido.

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