Opinión

ana martínez labella

La hoya florece de nuevo

En definitiva, un proyecto lleno de ilusión, preservador del espacio patrimonial y cultural más preciado

El enclave de La Hoya, una de las zonas más atractivas y, a la vez más desconocidas, de la ciudad se convertirá en poco más de año y medio en un gran jardín mediterráneo, recuperando para el disfrute ciudadano un espacio único, de 42.600 m² de superficie a los pies de la Alcazaba. Hace unos días aprobábamos un proyecto ilusionante, anhelado por la ciudad desde hace varias corporaciones y que ahora, por fin, verá la luz cumpliéndose el compromiso del alcalde y de este Equipo de Gobierno, que se ha fijado como prioridad absoluta la recuperación de nuestro Casco Antiguo.

Un proyecto, que cuenta con el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio, redactado con mimo, con celo y, sobre todo, desde el respeto que un enclave tan singular merece, por los ganadores del concurso de ideas convocado allá por 2010, Juan Antonio Sánchez y Vincent Morales. A partir de esa idea ganadora han trabajado recopilando documentación, analizando la historia para rehabilitar el espacio con una intervención global basada en el valor patrimonial y paisajístico que engloba el tramo comprendido entre la Muralla de Jayrán, La Alcazaba y San Cristóbal.

El objetivo en la ejecución de las obras que ahora se van a licitar es generar un entorno que posibilite el uso por los ciudadanos y lograr que éstos lo lleguen a sentir como un espacio patrimonial propio y colectivo de Almería. Un jardín en el que se invertirán más de tres millones de euros, con espacios singulares, paseos, albercas, acequias, paratas... vestidos con más de 21.000 unidades de plantas, de 101 especies diferentes, y 122 árboles ubicados con la meticulosidad que el terreno requiere, condiciona y permite. Como anécdota, destacar que dadas las dificultades para la restauración paisajística de la ladera de La Alcazaba, que se repoblará con ágaves y chumberas, los medios mecánicos, que podrían dañar la zona, se sustituirán por medios de tracción animal, en su caso burros.

En definitiva, un proyecto lleno de ilusión, preservador del espacio patrimonial y cultural más preciado con el que cuenta la ciudad y que resolverá una vieja aspiración de la ciudad. Una idea que transformará una zona degradada, hasta hace bien poco escombrera y aparcamiento desordenado, para convertirla en un gran atractivo turístico, cultural, patrimonial y social de la ciudad y de todos los almerienses.

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