Son muchos los acontecimientos que han sembrado incógnitas sobre la política actual, involucrando al ciudadano con la incertidumbre del signo de interrogación. Me pregunto, ¿qué está pasando en España?, para que algunos partidos políticos rehúsen su nombre y apuesten por una desnacionalización independentista, donde todos los nacionalismos se sienten ofendidos con el nombre de España. Tengo que decir que este sentimiento expresa un concepto tan torcidero como la idea que podíamos tener del franquismo; por tanto a esos líderes que pregonan el independentismo, reniegan del nombre de España, no respetan la Constitución y que no son capaces a mantener un proyecto común, están condenados al ostracismo, la inhabilitación y la huida como nos muestra el ejemplo de los dos expresidentes, Torra y Puigdemont; es verdad que ejemplos hay en la historia de España, donde se puso en juicio el sistema democrático, tal ocurrió con la Generación del 98, que desconfió de las fuerzas populares, o Ángel Ganivet, quien no tenía la mejor opinión de la democracia, pero nunca más lejos que pregonar la independencia, o renegar del nombre de España; incluso todo lo contrario, la Generación del 98 hizo suya la frase "Pensar España" vinculando la idea de nación a la democracia, y como tal en la sociedad actual habría que retomar estas palabras, pero precedidas por el prefijo "re" "repensar de nuevo España". Para tal cuestión es necesario llevar a cabo una Teoría Critica de los nacionalismos acompañada de una alternativa democrática, con lo cual se trata de recuperar la idea de Nación Española. Pero este no es un problema que arranca de nuestra democracia; ya desde el siglo XIX los liberales no supieron establecer una fusión de carácter nacional y eso desemboco en una dictadura militar; y ya en el siglo XX, los republicanos tampoco lograron esa fusión nacional, acabando no solo en una guerra civil, sino en cuarenta años de dictadura. Por lo tanto yo diría, que recuperar ese patriotismo democrático pasa por la lectura de la Constitución y por aquellos espacios públicos y políticos donde se pueda discutir cualquier cuestión. Hay que reconocer que nuestra historia desde hace varios siglos nos avala como orgullosos y tolerantes; retrocedamos algunos siglos atrás y pongamos como ejemplo la Escuela de Traductores de Toledo, donde todos querían aprender de todos, como una tierra de libertad, tolerancia y convivencia; y no la España negra que algunos se han empeñado en convertir.

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