Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El impredecible

El delantero y los extreremos solo tienen que desmarcarse para recibir uno de sus pases

Uno, dos, tres, catorce. Suena Vértigo de U2 y arranca el espectáculo. Ese pequeño futbolista que parte desde la banda se aleja de la línea de cal y se incorpora al carril central para entrar en contacto con el esférico. Balón, balón y balón. Participando en la medular con los jugadores del centro del campo mientras continúa un juego orquestado por él. Todo esto, todo esto puede ser tuyo / dame lo que quiero y nadie saldrá herido. Nadie sabe de dónde aparece. David Copperfield en la sala. Ahora me ves, ahora no. El número uno creando superioridades, dándole velocidad a la jugada cuando es necesario o pausa y dulzura cuando el momento lo manda. Si hiciéramos el ejercicio de pausar un partido cada vez que entra en contacto con el balón y eligiéramos la mejor opción, en un alto porcentaje optaría por lo que habíamos pensado. Nosotros con la imagen parada. En el salón de casa. Él dentro de la cancha. Siempre un segundo por delante de lo que se está jugando, una velocidad cerebral infraestimada en ocasiones y vital en el fútbol-control del equipo de Rubi. Eso en lo puramente individual, pero echemos un vistazo a su alrededor. El lateral que juega por su costado tiene toda la banda sin la presencia de este mago. El pivote y el interior más posicional recurren a este futbolista como apoyo en la construcción de la jugada como el eslabón más fuerte de la cadena. El interior con más libertad para desanclarse del medio disfruta de su compañía, juntándose entre líneas para poder dañar al enemigo en ese papel de jugador que da el penúltimo o último pase y que llega desde segunda línea para acabar acciones ofensivas. Por último, el delantero y el otro extremo solo tienen que desmarcarse en el momento oportuno para recibir uno de sus pases que rompen cualquier sistema defensivo del rival. Un telegrama con las tres letras. Nada es casual. Francisco Portillo. Talento al servicio del colectivo. El impredecible.

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