Crónica Personal

La infanta Cristina

Doña Cristina es responsable única de haberse enamorado de quien no debía, pero no merecía este nuevo episodio

La infanta Cristina no se merece este nuevo episodio personal, aunque antes de casarse ya había sido alertada sobre Iñaki Urdangarín. Guapo, educado, con brillante carrera como jugador de balonmano, pero sin grandes expectativas de futuro. Vivía para el balonmano y disfrutando del éxito con las mujeres, con una novia que se enteró por los medios de comunicación de su compromiso con la infanta.

Tuvo la suerte de que Doña Cristina estaba locamente enamorada de él, hasta el punto de que lo apoyó cuando se supo que hacía negocios delictivos aprovechando su estatus institucional. Se negó a separarse de su marido a pesar de que su padre se lo aconsejó. Doña Cristina se negó a todo, hasta el punto de ser imputada ella misma y sentarse en el banquillo de los acusados.

Fue absuelta, y no dudó en seguir leal a Urdangarín, al que visitaba constantemente en la cárcel de Brieva. Se dedicó en cuerpo y alma a sus hijos, estrechó lazos con su familia política al distanciarse de su padre y, después, romper todo contacto con su hermano Felipe. Perdió su título y siguió al lado de Urdangarín, aunque durante las investigaciones sobre sus andanzas económicas se demostró su relación amorosa con la mujer de uno de sus mejores amigos.

No hay noticias concretas sobre cómo abordará la infanta esta nueva situación. Urdangarín, haciendo gala de una inmadurez e irresponsabilidad impropia de una persona de su edad y su papel institucional, al ser preguntado ha respondido: "Son cosas que pasan". Más sensato ha sido su hijo Pablo, que ha dicho que es algo que se habla en familia y que se van a seguir queriendo igual. Personas cercanas a la infanta dicen que comunicó a sus padres que se iban a publicar las fotografías que pueden romper su matrimonio, que estaba al tanto de lo que ocurría desde hacía días, y que el matrimonio había hablado con sinceridad a sus hijos las pasadas navidades.

Las consecuencias de la infidelidad de Urdangarín las veremos en unos días; mientras no haya un comunicado oficial todo es rumorología, especulación. Pero sí hay un hecho incuestionable: una mujer engañada, con el agravante de que es un engaño público, lo que acrecienta el dolor. Con hijos de por medio, aún más dolor, y consecuencias para la institución a la que pertenece, la Corona.

Doña Cristina es responsable única de haberse enamorado de quien no debía, como tantos hombres y mujeres que, como ella, no quisieron escuchar advertencias ni ver lo que era visible. Aún así, no merecía este nuevo episodio en su vida.

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