El callejón del gato

Sin insultar

A veces somos capaces de intercambiar opiniones opuestas en conversaciones amistosas

Supongo que, como yo, muchos de los que lean este artículo tendrán amigos y familiares con los que difieran en cuanto a política se refiere. Y también su pongo que, como yo, esa circunstancia no impide tener relaciones afectivas. A veces somos capaces de intercambiar opiniones opuestas en conversaciones amistosas. Y, por supuesto, no nos insultamos por el simple hecho de pensar de diferente manera. Incluso se pude dar el caso de que a la hora de encomendar una misión cualquiera, la persona que nos inspira más confianza sea un vecino o un compañero de trabajo con el que no se coincide a la hora de votar. Esto lo percibo en el ambiente que me desenvuelvo y, salvo excepciones, creo que lo puedo hacer extensivo al resto de la sociedad. Donde vayamos nos cruzamos con conocidos de todas las ideologías con quienes podemos intercambiar saludos y compartir espacios con absoluta normalidad. Si así no fuera, la convivencia sería insoportable. Por el contrario con frecuencia algunos políticos con responsabilidad, en lugar de atraer voluntades hablando sobre lo que, según su ideología, consideran lo mejor para la comunidad, cada vez que toman la palabra es para descalificar al adversario. Y en la manera de descalificar, tampoco se rompen la cabeza objetando los proyectos con los que no están de acuerdo, sino que resuelven la cuestión lanzando una sarta improperios e insultos contra su oponente sin argumentos que lo justifiquen. No sé si los que se dedican a la política utilizando tales procedimientos son conscientes de la distancia que les separa del resto de la gente con esa forma de comportarse. Se puede disentir sin insultar como hacemos la mayoría. En mi caso, por ejemplo, no ha habido en los últimos tiempos nada tan alejado a mi manera de pensar como las palabras pronunciadas por Doña Cayetana Álvarez de Toledo cuando dijo que "la situación política actual es peor que cuando mataba ETA", pero si me tropezara con ella no le replicaría con insultos ni descalificaciones. En las redes circula una imagen donde aparece la presidenta del PP de Vizcaya, Raquel González, brindando por Navidad con la portavoz del Ayuntamiento de Bilbao de EH Bildu Jone Goiricelaia. Sin necesidad de insultar, rebatiría las palabras de Álvarez de Toledo diciéndole simplemente que prefiero mil veces la imagen de una dirigente del PP brindando amigablemente con una dirigente de BILDU, que la imagen de una víctima de ETA con un tiro en la nuca.

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