República de las Letras

La jauría

Esa jauría que mencionaba Máxim Huerta en su despedida siempre ladrará, cabalguemos hacia donde cabalguemos Las guerras locales son fomentadas porque la finalidad es el dominio de las materias primas y posiciones estratégicas

Decía yo el martes pasado que los españoles, en nuestra historia reciente, hemos confiado tres veces ya en la izquierda, concretamente en el PSOE, cuando hemos visto en peligro nuestra democracia. La primera, en 1982 (no en el 81 como puse, error que mis lectores habituales han sabido disculpar), tras el golpe militar de Tejero-Milans-Armada. La segunda, tres días después de los atentados yihadistas de 2004 y la pésima gestión que hizo Aznar de la gravísima crisis consiguiente mintiendo a la gente sobre la autoría de aquella barbaridad. La tercera ha sido ahora, mediante la moción de censura que ha dado al traste con el gobierno de Rajoy a causa de la corrupción sistémica de su partido, una corrupción tan extensa y ramificada que pone en peligro la viabilidad del sistema económico y social sustentado en la Constitución de 1978.

Esa corrupción, profundamente arraigada, no ha cesado, ni mucho menos, con la caída de Rajoy. Los procesos, las sentencias, se irán sucediendo como un nefasto rosario durante los próximos años, por más que los acérrimos partidarios de los corruptos nos hagan creer que todo ha pasado ya y que ahora debemos atender otros asuntos más importantes.

Asuntos que, efectivamente, son urgentes y requieren una acción de gobierno inmediata, aunque los de siempre, esa jauría de que hablaba Máxim Huerta en su despedida, la tachen de oportunista, populista o electoralista. Qué más da: siempre ladrarán, cabalguemos hacia donde cabalguemos. En este sentido, decía Miguel Ángel Revilla en televisión que con sólo tres medidas tendría Pedro Sánchez conquistado el voto de la izquierda para las elecciones próximas: derogación de la ley mordaza, reforma de la radiotelevisión oficial y, sobre todo, revalorización anual de las pensiones con el IPC.

Hasta ahora la jauría ha ladrado con la acogida al barco Aquarius -¡la de barbarides inhumanas que se han oído de estos hipócritas que luego se dan golpes de pecho en Semana Santa!-. Y ladrarán hasta la extenuación cuando se produzca la anunciada entrevista de Pedro Sánchez con Quim Torra en la Moncloa, cuando el gobierno inicie los anunciados cambios en lo referente al llamado Valle de los Caídos, cuando se derogue la reforma laboral de Rajoy y cuando se tomen medidas reales y efectivas contra el fraude fiscal y el dinero negro. La jauría, los amigos de los corruptos, siempre ladrarán: significará que cabalgamos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios