Editorial
Congreso del PSOE: manual de resistencia
Rincón almeriense
Eran las 7:00 de la mañana cuando sonaba el teléfono. Tardé en cogérselo al dire porque estaba duchándome después de los 10 km. habituales, aunque estos días un poco más cansadas por la preparación del Maratón de Valencia (vaya por delante mi apoyo y cariño a todos los valencianos por los hechos acaecidos por la DANA).
“José María ha muerto”. No me hizo falta ni saber el apellido del José María a quien se refería. Recientemente habíamos estado con él y, por desgracia, presentíamos que esto podía pasar. Tras subir la noticia a la web y arreglar al niño para llevarlo al cole, uno siempre saca algo de tiempo para asimilar estas noticias. Es el rato de reflexión diaria que necesitamos todos, y que los peregrinos estamos acostumbrados a hacer habitualmente para evadirnos del estresante día a día.
Para quien no esté tan metido en el mundo de las finanzas y del análisis turístico, José María Rossell es el de los hoteles de Roquetas de Mar. Lo era para mí también, por supuesto, cuando escribía de deportes. El de los hoteles de Roquetas, el del hotel de mi boda, el del hotel en el que nos quedamos siempre que vamos a Madrid, el del MiniHollywood, el del Aquarium de Roquetas, el jefe de mi cuñada María del Mar. ¡Leñe, es algo más que un simple empresario!
Pues sí, era un hombre de los de antes. De los de avanzar siempre, de los de no convertir en excusa el miedo al riesgo a la hora de invertir. Una familia que echó raíces en Almería e hizo despegar el turismo en esta tierra merece el cariño y la admiración de sus conciudadanos. Todos los términos que primero aprendes cuando llegas a esta sección (resiliencia, innovación, emprendimiento, hecho a sí miso), los encarnaba José María Rossell.
Ayer jueves se fue. Se marchó como los cowboys del MiniHollywood, cabalgando al cielo y luchando hasta el final. Tu tierra de adopción, que es tu tierra, te echará de menos. DEP.
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