Los jóvenes son tan culpables como usted y yo

Como padre y profesor universitario, me niego a aceptar que los jóvenes son los mayores responsables de la segunda oleada

Cuentanque Catón el Viejo felicitó a un joven a las puertas de un burdel porque así dejaría en paz a las esposas de los demás. ¿Qué hacía allí Catón, aquel moralista que recomendaba recurrir a las "Venus callejeras"? ¿Por qué nos hemos quedado con que el joven era un degenerado y el mayor una persona de orden? Leemos cómo Cicerón se explayaba con los banquetes, francachelas, borracheras, derroche y promiscuidad de los jóvenes, que eran solo los que andaban en la órbita del archienemigo, Julio César. Buscar a un colectivo, atribuirle intenciones aviesas y hacerlo culpable de todos los males del mundo es una técnica muy vieja y, sin embargo, eficaz. Los judíos, las brujas, los Illuminati, los herejes, los comunistas, el Club Bilderberg, el peligro amarillo, los conciliábulos de los que habla QAnon, los madrileños… todos reúnen características comunes: un grupo cerrado, una imagen colectiva, una campaña de publicidad, una sospecha infundada convertida en realidad porque no salen a defenderse. La demonización de los colectivos es la mejor arma de quienes, a falta de soluciones, levantan las malas pasiones del pueblo y, con ellas, la picota, la hoguera, la guillotina o el estigma. Como padre y profesor universitario, me niego a aceptar eso de que los jóvenes son los mayores responsables de la segunda oleada. Mientras sigamos así, no pensaremos que los almerienses somos partícipes de la transmisión del virus en Almería, ni que la economía ha impuesto su supervivencia a la salud, ni que los responsables están dando palos de ciego porque no saben qué hacer para enfrentarse a la situación actual. Estamos en lo que la Retórica llama un "dilema cornudo": hagas lo que hagas, el resultado va a ser funesto, conque hay que elegir entre la sartén y el cazo.

No, los jóvenes no son más culpables que los negacionistas, los libertarios o los vecinos de mi calle. Cuando alguno de los iluminados culpe del virus a los jóvenes y sus botellones, busquemos a uno cualquiera y mirémoslo a los ojos. Si pensamos que esa persona no tiene el comportamiento del que se le culpa, preguntémonos si el iluminado nos está prestidigitando; si nos parece que, por el contrario, esa persona se está portando mal, preguntémonos en qué hemos fallado como padres, como profesores, como sociedad. La culpa no es de "los jóvenes", sino de "los insensatos" y esos están en todos los colectivos y grupos de edad.

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