Aunque está de moda criticar a los jueces cuando emiten veredictos que no nos gustan o no nos vienen bien, hay que reconocer que la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso conocido como "Los papeles de Bárcenas" es impecable. Una de las cuestiones a resolver era si la anotación "M. Rajoy", que figura en los susodichos papeles repetidas veces con una cantidad de dineros a su derecha, se corresponde con la del entonces presidente del Gobierno de la nación, don Mariano Rajoy Brey. Y dicen los jueces al respecto que no tienen claro que la inicial M quiera decir Mariano, porque Bárcenas ha dado varias explicaciones distintas sobre detalles de sus propios papeles, "lo que obliga a valorar su testimonio con cautela y admitirlo en la medida que venga corroborado con otras pruebas". En primer lugar, una corrección gramatical a los señores magistrados: valorar es dar valor, por lo que no se puede utilizar como sinónimo de analizar, que es lo que parecen querer decir; porque si "valoraran" las explicaciones de Bárcenas es que le daban valor, y sin embargo, acaban diciendo lo contrario: que dudan. En lo que sí llevan absolutamente razón es en dudar sobre si la "M" de los apuntes contables quiere decir Mariano. Una somera investigación nos aportado la siguiente relación de nombres de varón utilizados en España y que empiezan por M: Max, Magín, Marco, Mario, Mateo, Mauro, Midas, Maciel, Manlio, Manolo, Manuel, Marcos, Marino, Marlon, Martín, Matías, Máximo, Miguel, Mikel, Millán, Misael, Moisés, Macabeo, Macario, Mamerto, Manasés, Marcelo, Marcial, Mariano, Martino, Medardo, Melanio, Melchor, Melitón, Menelao, Modesto, Mohamed, Manfredo, Manrique, Marciano, Marsilio, Mauricio, Menandro, Macedonio, Malaquías, Marcelino, Matusalén, Moctezuma, Martiniano, Melquíades, Maximiliano, Melquisedec, Mustafá. Y que conste que esta lista no es exhaustiva, ni hemos tenido en cuenta los nuevos nombres de moda, generalmente extranjeros, que sirven para deslucir el futuro de nuestros niños, como Máikel o Morgan de Jesús.

Ha quedado, pues, meridianamente claro que los jueces no pueden hacerse un juicio certero sobre quien es la persona a la que Bárcenas le endiñaba todos los meses un perral, eso sí, en un sobre discreto y sin copia para la declaración del IRPF. A ver si descubren los jueces qué anónimo individuo se llevaba varios miles de euros mensuales. ¡Qué alegría! Un trabajo tranquilo, oscuro y tan bien remunerado. Y con Hacienda "in albis". ¡Quién lo pillara!

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