Un juego de rol

El narrador es un sujeto colectivo: los resultados de las urnas. Y determinan que se constituya un gobierno progresista

Algunos lo han comparado con una representación teatral, con guiones o libretos predeterminados con todo lujo de detalles. La sesión parlamentaria parece que no se deslizó fuera del guión lo más mínimo. Por tanto, no hubo sorpresas y parece que los editorialistas, columnistas y opinadores en general podían haber escrito sus crónicas y artículos antes de la sesión. Puede ser. Pero puestoS a hacer comparaciones creo que cuadraría más equiàrarla con un juego de rol. Más que nada porque en estos juegos de rol las actuaciones no suelen estar milimetradas y queda un margen de actuación para los protagonistas. Están repartidas las cartas y cada uno de los participantes tiene unas indicaciones sobre lo que debe hacer; pero normalmente no hay un determinismo en las actuaciones de los jugadores. Papel preponderante en el juego lo desempeña el llamado master o narrador, que es el encargado de repartir los papeles narrar cómo va a avanzar la historia. A uno se le ocurre pensar que, en el Congreso, ese papel lo jugaba Pedro Sánchez: tú te abstienes, tú, para disimular, votas en contra, tú me apoyas, y al final yo salgo investido presidente. Pero parece que, en la primera votación, los participantes no se han plegado a estas indicaciones: las cosas no han salido así. Y entonces me da por pensar que estamos ante un curioso juego de rol de segundo orden: realmente, el narrador está fuera del juego, y es quien le ha dado ese aparente papel de director a Sánchez. Pero el auténtico narrador es un sujeto colectivo: los resultados de las urnas. Han determinado como objetivo del juego que se constituya un gobierno progresista (al menos así me lo parece). Es obvio que no se han inclinado por un gobierno laminador de la oposición, a la que concede un papel importante, pero no obstruccionista. Diseña, a través de los resultados que sacan los nacionalistas, los problemas sobre la estructura del estado a los que hay que enfrentarse y que hay que resolver, aunque no sea una solución definitiva (qué pena). Y por supuesto, para apoyar y afianzar políticas de izquierdas y progresistas, la presencia notoria de Podemos. Es importante saber si hoy, en la segunda votación en el Congreso, los distintos participantes siguen las indicaciones del Master y, con la colaboración de todos se consiguen los objetivos plasmados en los resultados electorales y se respetan sus designios. Me siento un poco hegeliano.

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