Opinión

Joaquín Pérez de la Blanca

¿A qué jugamos?

¿Cómo es posible que falten jeringuillas? Resulta inaudito e irresponsableNada de malo tendría vacunar al S.M. el Rey, al Gobierno en pleno y a otros tantos cargos públicos

Los ciudadanos tienen todo el derecho a quejarse y a pedir explicaciones por cuanto es incomprensible que, atravesando una pandemia que lleva paralizado al país casi un año, no se estén destinando todos los medios y recursos disponibles para doblegar al virus. Veremos si no se le acaban exigiendo responsabilidades a los miembros de este desgobierno, en especial al señor Illa, que muestra más interés en su candidatura como president de la Generalidad que en algo tan banal como el ministerio de Sanidad en medio de una pandemia, y al señor Fernando Simón, que falla más que una escopeta de feria.

¿Como es posible que no se haya requerido la ayuda del ejército, e incluso se haya rechazado en determinados territorios por cuestiones políticas? ¿Como es posible que no se haya tratado de disponer de recursos materiales y humanos, que los hay, en la sanidad privada? ¿Como es posible que no se prevea ya un plan de reestructuración que incluya un adelgazamiento del sector público por el gasto que conlleva, muchas veces ineficaz, cuando el empresario y los trabajadores del sector privado están sufriendo lo indecible? ¿Cómo es posible que el gobierno no dé sólo la sensación de inmovilismo, sino de obstruccionismo, limitando e impidiendo la toma de decisiones por parte de las comunidades autónomas, anteponiendo si interés por la celebración de las elecciones catalanas? ¿Cómo es posible que falten jeringuillas? Resulta inaudito e irresponsable.

¿Qué significa esto?, ¿el ya manido: el que llegue que lo arregle?

En una situación excepcional como esta todos los recursos y medios, insisto: TODOS, deben ponerse a disposición y con la finalidad de terminar de una vez por todas con esta situación.

A propósito, se hace necesario también referirme a aquellos que se han vacunado saltándose a la torera el orden preestablecido (a los sanitarios que están frente a frente con el virus, a los policías y bomberos, a nuestros mayores, etc.) y como no, a aquellos que siguen haciendo un uso manifiestamente incorrecto de la mascarilla (debajo de la barbilla, de la nariz, etc.), o que no guardan la distancia social o que incluso llegan a organizar unas copas en un domicilio particular, pasándose por el arco del triunfo la salud de los demás. ¿A qué estamos jugando?

Mientras no dejemos de una vez de esperar a que otro nos enmiende la plana o de mirar por nuestro propio interés, no saldremos de esta situación. A eso se le llama tener conciencia de comunidad, conciencia social, conciencia de país. En definitiva, lo que no tenemos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios