En otra ocasión establecimos una reflexión sobre la diferencia entre lo justo y lo conveniente, de donde establecimos que, según Heráclito, lo justo era lo relativo y tenia que ver con quien imponía la justicia, que a bote pronto era un dogma. Lo conveniente no tenia nada que ver con eso, sino que era el criterio de la mayoría (sin dogmas), lo más justo para todos. Entonces extrapolamos estos conceptos a nuestra situación actual realizando una analogía. Obviamente hablamos en ese momento de los grupos humanos perjudicados por la legalidad. En nuestro país eran muchas las diatribas respecto a cuándo debía aplicarse un concepto u otro en el azaroso devenir de los derechos y las obligaciones de los ciudadanos. Decantarse por el criterio apropiado suponía atender a los casos concretos, algo imposible si se trataba de la gestión de un pueblo compuesto por millones de personas.
No obstante, aquellas dudas o acaso suspicacias a la hora de elegir el sano criterio hoy día han aumentado puesto que el momento histórico es aún peor: las diferencias de derechos en la ciudadanía son mayores, al mismo tiempo que la precariedad. ¿Cómo resolvemos esto? Hobbes en su versión inglesa de "La Guerra del Peloponeso" expresó su admiración por Tucidides a la hora de relatar los diálogos entre Sócrates y los sofistas. En uno de esos diálogos aparece que lo justo, lejos de su relación con lo conveniente, termina siendo siempre lo que beneficia al más fuerte, en este caso quién impone o ejecuta las leyes.
Dicho así lo justo es lo más conveniente para el poder y por lo tanto lo más injusto para el pueblo. Sócrates aparece en este diálogo para recordar que esto no es correcto. Lo conveniente debe serlo para la ciudadanía y convertirse en lo más justo para la mayoría. Si la autoridad no cuida de evitar ciertos vicios convertirá en injustos no solo a los poderosos sino a las personas sometidas que no tendrán más remedio que incurrir en ilegalidad para sobrevivir.
De esto rezuma la idea de que quien convierte en delincuentes a los hombres es la ley y que la injusticia genera más injusticia. Según el maestro el poder debe aspirar a lo más conveniente para todos puesto que esa es la justicia llevadera. Eso no siempre será lo más justo en algunos casos concretos, pero si será lo más justo para nosotros a lo lago de nuestra vida. A fin de cuentas es lo más sensato.
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