E L miércoles tenían lugar, como todos los años, los actos por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Un gran número de ellos: por los pueblos, en la subdelegación del Gobierno, en la Junta de Andalucía, en la Diputación y así hasta el infinito y más allá. Todos ellos coloristas y con bajo coste para buscar el minuto de gloria de los ptotagonistas. Las reivindicaciones están bien. Son un buen argumento para concienciar. Pero sorprende que ni para esto las administraciones sean capaces de ponerse de acuerdo y unificar todo en un solo y gran acto. Así nos va.

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