República de las Letras

El líder de los pobres

Líder carismático de los desfavorecidos, Martínez Laroca cobraba a los ricos para socorrer a los pobres

Salvador Martínez Laroca (1902-1984), médico y alcalde republicano de Vélez Rubio, su localidad de origen, estudió Medicina en Granada y en Madrid. Líder carismático de los desfavorecidos, se cuenta que cobraba a los ricos para dar el dinero a los pobres, que a su puerta veíanse amarradas las mulas de quienes venían del campo a que los curara gratuitamente y que a cualquier hora acudía a atender a todos, incluso a quienes no tenían recursos. Fue impulsor de la Asociación Velezana de Asistencia Social para dotar a los necesitados de ropa, alimento y medicamentos; de casas de reposo, comedores, escuelas, cantinas, casas cuna y asilos; de cajas de ahorro y de pensiones; del pago de alquileres y herramientas, etc., por lo que fue denominado PADRE DE LOS POBRES. Concejal por Acción Republicana y alcalde de Vélez Rubio en tres ocasiones durante la República, fue Presidente de la Gestora de la Diputación Provincial en 1933.

Tras la sublevación militar y el peligro de que el alzamiento triunfara en Almería acudió con varios grupos de partidarios en camiones a la ciudad para ponerse al servicio de las autoridades republicanas con el fin de atajar la insurrección. Durante la guerra creó en Vélez Rubio la Casa de Maternidad para madres y niños evacuados de Madrid, protegió, entre otros, al doctor Giménez Canga-Argüelles, miembro de la quinta columna en Almería y hermano de un dirigente de la CEDA, y gestionó la libertad de uno de sus hijos encarcelado en Murcia. Por todo ello, el gobernador civil socialista, Gabriel Morón, lo destituyó de la alcaldía y ordenó su detención y conducción a Almería, desde donde fue destinado a la dirección de un hospital de sangre en Valencia.

Finalizada la contienda se le condujo a su pueblo, donde sufrió vejaciones y malos tratos, y luego a Granada para ser procesado por adhesión a la rebelión y por anticlerical y masón. Entre otros testimonios a su favor, Canga-Argüelles declaró que Martínez Laroca no estuvo de acuerdo con las actuaciones arbitrarias del comité local velezano, que presidió al principio de la guerra, y que al no poder frenar esas acciones dimitió en septiembre de 1936. Condenado a una pena entre prisión perpetua y treinta años, en 1944 obtuvo la libertad provisional y en 1945 fue indultado. No volvió a ejercer la medicina. En su pueblo se le ha dedicado una calle. Para saber más, consultar Rafael Quirosa y J.D. Lentisco.

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