Editorial
Congreso del PSOE: manual de resistencia
El Pingurucho
El cambio climático es cierto. Lo vivimos en verano con unas temperaturas elevadísimas y lo acabamos de constatar de la forma más cruenta con la catástrofe que ha asolado algunas poblaciones del levante peninsular. La situación desborda lo imaginable y por eso, los responsables públicos tienen que intentar estar preparados y trabajar concienciados para que, si estos fenómenos van a seguir produciéndose, ocasionen los mínimos efectos, que las ciudades estén preparadas y que el drama que estamos viviendo no se repita.
De ahí nuestra insistencia en que el Ayuntamiento de Almería se tome en serio la solución a los puntos negros por inundación que existen en nuestra ciudad. El caso de La Almadraba de Monteleva es muy significativo, ya que se trata de un barrio que no está conectado a la red de alcantarillado municipal y que cuando caen cuatro gotas queda anegado. Es un problema perfectamente identificado y por eso es inadmisible que el PP en sus más de 20 años en el Ayuntamiento no haya adoptado ninguna solución.
En el año 2017 los vecinos presentaron al Ayuntamiento 1.500 firmas pidiendo ayuda, ya que, cuando sufren una inundación, como la ocurrida la semana pasada, ni siquiera cuentan con el respaldo de un seguro, pues no hay empresa que asuma esos costes. Hablamos de importantes pérdidas, ya que el agua entra en cocheras y casas, desbordando los pozos negros que ellos mismos sufragan.
Viven con la esperanza de una solución, dado que en 2020 Junta de Andalucía y Ayuntamiento suscribieron un convenio con el objetivo de instalar el alcantarillado en el barrio y conectarlo a la depuradora. Desde entonces no se ha hecho nada. Es más, en el presupuesto municipal de 2024 la partida sigue intacta, lo que indica que ni siquiera existe proyecto. La entonces consejera de Agricultura, Carmen Crespo, alcalde de Almería en ese momento, Ramón Fernández-Pacheco, y el presidente de la Junta, Moreno Bonilla, desplazado aquí a tal efecto, anunciaron una inversión de 10,6 millones en varias anualidades, pero han pasado ya cuatro años y lo único que se ve es la situación de estos vecinos, que siguen pagando de su bolsillo el vaciado de sus fosas sépticas y también los daños ocasionados por las lluvias.
Es inhumano imaginar que haya personas pensando en lo que se les viene encima, cada vez que caen cuatro gotas. Por eso, apelo desde aquí a la sensatez de los responsables municipales y autonómicos para abordar, de una vez, este problema.
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