Libertad Quijotesca

La magia del Brujo

Las palabras, los pensamientos de Rafael Álvarez El Brujo dan brío y consuelo a nuestro caminar por la vida

El pasado viernes 21 de febrero tuvimos en Almería, en el Teatro Cervantes, a uno de los actores más brillantes que ha dado la escena española: Rafael Álvarez El Brujo. Representó "Dos tablas y una pasión". Interprete quijotesco de la palabra, siempre lo encontraremos por los caminos del descubrimiento, rescate y difusión de la desbordante creatividad y mérito de los autores que han hecho del español lengua universal del pensamiento. Admirador entregado de la literatura universal, siente por el Bardo inglés un amor muy especial, de hecho una de su obras más memorables es "Las mujeres de Shakespeare". Juglar del siglo XXI y navegante incansable con velas de palabras por los océanos del tiempo y las vicisitudes humanas. El poeta y periodista Jesús Fonseca dice de él que con sus obras "levanta la vida y ensancha el alma". Noche gozosa de búsqueda y encuentro plagada de un feroz sentido del humor, compartiendo diferentes lecturas de un mismo hecho escénico. La magia del teatro es la realidad de la vida. Asombrosa oportunidad de comunicación que nos heredó la madre Grecia, tan generosa siempre, nos facilita mirar nuestra naturaleza humana desde infinitos puntos de vista, y lo que es más apasionante, participar de ellos. El pensamiento es torbellino de matices, viajar por el tiempo de la mano y pluma de los que fueron y miraron hacia los que habrían de venir. Su voz es la música con la que se hacen presentes en el escenario Santa Teresa de Jesús, Garcilaso, Quevedo, San Juan de la Cruz, Cervantes. Lope de Vega, Calderón, Zorrilla, Zambrano, Lorca, Galdós…la nada que lo es todo, porque la vida es sueño y los sueños, sueños son. Si los españoles nos preocupáramos más por conocer el Siglo de Oro, no estaríamos permitiendo el trágico esperpento que se está representando en el Congreso y demás instituciones de la administración pública de nuestro país. Sufrimos a las hordas que ansían ser importantes cuando con sus acciones desechan ser personas, y sus palabras envilecidas nos demuestran que son voraces nadie. El poder envilece, no alberga ni alienta o crea magia alguna. Exige limites perpetuamente. Dice El Brujo: "Nunca osó el poeta tomar su pluma para escribir sin antes su tinta no fue atemperada con los suspiros de amor. ¡Oh amor! entonces arrobarían sus versos los oídos más salvajes e implantarían en los tiranos dulce humildad". Grande El Brujo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios