Libertad Quijotesca

Sed de mal

La mentira es la principal herramienta del totalitarismo y necesita hacer inútil el conocimiento

La arrogancia, el ego desatado, nunca resultan ser buenos compañeros en el viaje de la vida. La soberbia y el engreimiento nos deshumanizan porque caemos en el fanatismo. Las consecuencias que desencadenan el sectarismo y las luchas desenfrenadas por nada más, y nada menos, que el poder resultan atroces. Las peores barbaridades que ha llevado a cabo la Humanidad a lo largo y ancho de su Historia se deben, a la ambición de dominio y las oscuras pasiones que desata. Todos los tiranos terminan por creer que son infalibles e inmortales, además de pensar que son ciertas todas sus mentiras. La barbarie totalitaria tiene en la mentira su herramienta principal. Sus embustes, bulos, trolas y engaños adolecen de un problema vital: niegan la naturaleza humana. Por eso fracasan convertidas en pesadillas que destrozan todo lo que en la vida es digno, bello y meritorio. El infierno es un lugar de este mundo construido por la fiereza del ego desatado de déspotas que detestan la vida, porque quieren ser dueños de vidas, haciendas, pensamientos y sentimientos. Estamos en pleno siglo XXI y aunque resulte paradójico por la tecnología que tenemos a nuestro alcance para facilitar el acceso al aprendizaje y la comunicación; uno de los problemas más graves que perviven en nuestro mundo digital es el afán por imponer que el conocimiento sea inútil. Pensaba en esto porque leí con suma atención la entrevista al Narciso morado que se publicó el domingo pasado. Nos toma por ignorantes sin remedio. Sin escrúpulo alguno declaraba su cantinela predilecta "En España se ha normalizado el fascismo…amenaza en España y en Europa". Que afirme esto, sin despeinarse el moño de mandarín, no es de extrañar en un hombre que pretende imponer el comunismo chavista en España, olvidando interesadamente que los totalitarismos comunista y fascista son ramas del mismo árbol, y una tragedia sin fin para la Humanidad. Entonces recordé una película que retrata con genialidad como la mentira arruina la vida, Sed de mal (1958) Inolvidable el dialogo entre Orson Welles (Quilan) policía corrupto, incapaz de autocontrolarse, que domina una ciudad fronteriza entre EEUU y México, y Marlene Dietrich (Tania) dueña de una taberna, que lo conoce desde antes de que la falsedad y el rencor lo consumieran : W. Vamos léeme el futuro. D. Ya no lo tienes. W. ¿Cómo qué no? D. Has agotado tu futuro. Vete a tu casa.

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