Por mayo, la calor

Camina bajo un túnel de pámpanos translúcidos, traspasados por el sol, cual cielo de esmeraldas luminiscentesEl compañero de asiento pide su purito de buena mañana, con filtro, sin filtro y ríe su lunes

Que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor, por un mayo del siglo quince en el que también había su cambio climático de turno. Que era por mayo cuando hace la calor cuando el gobierno se propuso crear una obligación a un español. Cuando a un español se le constituye un derecho, desde el minuto cero el español arremete contra cualquiera que le insinúe que no va a disfrutar dicho derecho y si no lo disfruta hace revoluciones, quema coches, hace barricadas y destruye escaparates. Cuando a un español se le crea una obligación, desde el minuto cero el español mira hacia el horizonte, se hace el sueco, silba, piensa que eso deben cumplirlo los demás, y a rajatabla y se sonríe si le ponen multas al vecino por no cumplir la obligación que el tampoco cumple y maldice porque le obligan a hacer cosas. El lunes por la mañana parece un lunes cualquiera pero ha empezado una nueva obligación consistente en fichar. Eso qué es. El mundo ha olvidado ya el verbo, la máquina con tarjetas perforadas que registra, además de el número de horas que se trabaja, la puntualidad, sobre todo en la llegada. El lunes por la mañana sin embargo no hay desasosiego en ningún negocio o actividad, no hay estrés por cómo voy a cumplir esa obligación. El camarero zumbón sirve con rutinaria bonachería la misma copa de anís que pone todas las mañanas al señor barrigón que tampoco siente desasosiego. El compañero de asiento pide su purito de buena mañana, con filtro, sin filtro y ríe su lunes así le lluevas chuzos de obligaciones de punta. En las radios hablan de inspectores y moratorias. Lo que se necesitan son más inspectores, decenas de inspectores, inspectores a todo trapo, para que exijan las obligaciones a la empresa de enfrente de la mía. Con calma veraniega de la calor de mayo las empresas y asesorías esperan a verla venir pensando en improvisar una suerte de planilla donde van a firmar todos los trabajadores justo el día antes de que venga el inspector. Los trabajadores reglados ya fichan desde hace tiempo, aseguran, eso serán los no reglados, los parias, el comercio de zapatos de la esquina que tiene una empleada y está pensando en cerrar, el comercio de chuches y botellas de agua heladas que sacian al viandante, el bar, los bares, las cafeterías donde el camarero de toda la vida se quita la mosca de la oreja y resopla nas que papeleos mientras pone otro café. Por mayo, con la calor.

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