La mediocridad de la media

Es la escala a la que se estudia un hecho la que aporta completa información

Escuchar cualquier informe basado en el previo estudio estadístico que nos ofrezca un análisis de determinados hechos cuantificables puede llegar a ser esclarecedor, confuso o completamente inútil para tomar decisiones. En muchas ocasiones podemos sacar conclusiones muy beneficiosas y esclarecedoras a partir de un determinado estudio; por ejemplo, cuando comprendemos que la riqueza en el mundo está muy mal repartida, comprendemos que esa gran desviación de la media de la mayoría de la población es semilla de violencia estructural que los países ricos, y en ellos, las élites dominantes, se encargarán de endosar a quienes nada tienen y claman justicia. En otras, se nos quedará una cara de bobo que no habrá quien no se ría al pasar por delante de nuestras narices. Por ejemplo, cuando la DGT, para aconsejar el uso del cinturón, nos dice que "3 de cada 10 muertos en carretera no llevaban puesto el cinturón"… ¡Hombre, ese dato no se da así! Objetivamente nos está diciendo que hay más muertes de personas con cinturón que de personas que no lo usaban en ese momento. Obviamente, ese dato hay que referirlo al número total de accidentes; si no se hace así, ¡el personal se nos confunde, DGT! Finalmente, está el dato inútil: "la CA de Andalucía está a la cola de gasto sanitario por habitante". (Que no es que lo diga yo, lo decía un diario de tirada nacional en 2016.) ¿Por qué es inútil ese dato? No lo es porque no reaccionen el Parlamento y el Ejecutivo andaluces cuando lo oyen; no, es inútil porque hay datos que hay que presentarlos en una comparativa que muestre la evolución temporal: es posible que después del Diluvio Universal, Noé y los suyos dejaran nuestra tierra hecha girones y sin posibilidad de arreglarla con unas cuantas costuras.

Y es que es muy importante el dato objetivo, pero el dato objetivo nunca es relevante. Es la escala a la que se estudia un hecho la que aporta completa información. Pero nos da igual: el objetivo es llenar periódicos, ondas hercianas y todo lo que haga falta para que el debate de los sabelotodo sea un mero repetirse semanal (cuando no diario), en caras y argumentos. Y nos da igual porque no tenemos tiempo de pararnos a reflexionar y estudiar los datos. Ni tenemos tiempo, ni queremos: las estadísticas, tal y como están servidas actualmente son perfectas servidores del desorden establecido. Ahí, la Ciencia al servicio de la confusión.

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