Ala hora de resumir el año que llevo como Alcalde de Almería, tengo dos reacciones clarísimas: la primera es agradecimiento. Muchas gracias a todos los que, de un modo u otro, me han ayudado a decidir y a planificar proyectos que entiendo beneficiosos para el futuro de Almería. La segunda es de ilusión. Me siento cargado de fuerza y optimismo ante las posibilidades que tiene Almería por delante para convertirse en una ciudad aún mejor que es ahora. Y ello es porque ahora más que nunca soy consciente de las potencialidades que tenemos, siempre que seamos capaces de superar el vértigo y el miedo que a veces produce pensar en grande y a largo plazo. Estamos cerrando un año marcado por el lógico proceso de transición organizativa, política y personal en el Ayuntamiento, y que están significando un paso más en la nueva etapa de transformación y mejora de nuestra capital que se puso en marcha con el encargo que los almerienses hicieron al Partido Popular y a Luis Rogelio para pilotar el cambio que Almería demandaba. A lo largo de estos meses he dicho que quiero para Almería un Ayuntamiento que, lejos de dar problemas a sus vecinos, sea una eficaz herramienta de solucionar sus problemas y de facilitar cada vez más oportunidades a más gente. Creo que, gracias a la generosidad de todos, hemos hecho del diálogo político la base sustentadora de la gestión municipal. Pero sobre todo, creo que la palabra que mejor podría definir este primer año de mandato, es sin duda "cercanía". Me gusta ser un alcalde de calle, de paseo y de barrio. Y también un alcalde que piensa a largo plazo para abrir Almería al futuro de las Smart City o que sabe que es imprescindible abrir Almería a su puerto y viceversa. Un alcalde conectado permanentemente con el pulso ciudadano a través de los medios de comunicación y las redes sociales, pero sin olvidar nunca que se gobierna y se decide en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. En esta línea de cercanía y transparencia se enmarcan algunos de los proyectos acometidos o que se han iniciado con el objetivo de atender las necesidades de los almerienses, mejorar el mantenimiento de la ciudad, impulsar la participación del tejido social y el mantenimiento de las políticas sociales destinadas a la creación de empleo. Un año apasionante, que se ha pasado muy rápido y que me hace tener muy claro que lo mejor para Almería está aún por venir.