Se conocieron los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social de febrero. En el caso de Almería lo único que pudiera sorprender es que no fueran peores. Lo que hemos visto -y comentado- estos dos últimos meses se acentúo en febrero y reafirman la importancia de una vacunación rápida y esas ayudas directas a empresas y autónomos -cuyo contenido no está concretado aún - que frenen el deterioro del mercado laboral. Revertirlo ya es otra cosa y se antoja un camino más largo.

Enero dejó un aumento del paro en 601 personas. Puede parecer que la cifra no es muy elevada, aunque sea la mayor en este mes desde el año 2016. Sin embargo, lo que nos da una mejor idea de lo sucedido durante la segunda y tercera ola -de diciembre a febrero- es comprobar un incremento del paro de 2.093 personas en estos tres últimos meses, en contraste con el mismo período de 2019 y 2020 cuando bajó en 103 y 105 desempleados.

Las restricciones para contener la pandemia en la provincia, que afectó a la actividad no esencial en municipios como la capital, elevó el total de conciudadanos con los contratos suspendidos por ERTES hasta 8.204, un aumento del 51% sobre enero y el dato más elevado desde junio.

Esas tenemos, 70.575 parados, 8.204 afectados por un ERTE y 4.688 autónomos percibiendo la prestación y son 1.000 más que hace cuatro meses. La incertidumbre es saber cuántos de estas dos últimas cifras - autónomos y trabajadores en ERTE- acabarán engrosando la primera. Y, como al perro flaco todo se le vuelven pulgas, cuidado con acabar en el paro en estos momentos. La posibilidad de cronificarse en él -quedarte sin empleo mucho, mucho tiempo- es más elevada que en la anterior crisis. De esta salimos, ya es casualidad, gracias a la hostelería y el turismo, los sectores ahora más golpeados. Además, las empresas que tienen trabajadores en ERTEs no realizarán ampliaciones de plantilla hasta que hayan vuelto a la actividad todos sus empleados y, dada la incertidumbre, tras ello el incremento de actividad se cubre con horas extraordinarias por si acaso volvemos al cierre. Solo después vienen las nuevas contrataciones.

La protección, ERTES-que en Almería supuso un gasto diario de 1,5 millones- y la de autónomos, han evitado lo peor, pero se requieren actuaciones que salven el tejido productivo que aún es solvente. Hay un problema estructural, que no ha provocado este Gobierno, ni el anterior, ni el de antes, uno que lleva a que tasas de paro del 14% equivalgan a pleno empleo. Esa cuestión también debería abordarse.

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