Carta del Director/Luz de cobre

348 millones de esperanza o de humo

Quiero desterrar el pesimismo secular de nuestra marginación, aunque nada me invita a creer lo que se nos oferta para 2019

Cuando se habla de cifras tendemos, y más si son importantes, a no ir más allá de los números. Los que habitamos en esta esquina de la piel de toro, bañados por la calma del Mar Mediterráneo, estamos tan acostumbrados a que nos defrauden y nos mientan, que se nos hace difícil creer. El Gobierno de Pedro Sánchez ha presentado las cuentas de 2019 en el Congreso, con la intención de sacarlas adelante. Un presupuesto que recoge 348 millones de euros para el AVE que un día debe unirnos con Madrid, aunque por más vueltas que le doy no veo ninguna posibilidad de que en 2023 podamos subir a uno de los convoyes y bajarnos en Chamartin después de algo más de tres horas. Usted, querido lector, me podrá argumentar, no sin cierta razón, que cómo soy capaz de aventurarme a ello cuando sólo en 2019 se va a poder contar con una cifra casi mareante de millones.

La primera razón de mi incredulidad es que el papel lo aguanta todo. No es la primera vez, ni será la última, en la que tratan de regarnos con millones de euros para afrontar nuestras múltiples carencias y no se invierten. ¿Porqué está vez va a ser diferente? La segunda, y no menos importante, es que el Partido Socialista en el Gobierno no cuenta con los apoyos necesarios para sacar las cuentas de 2019 adelante. Así que, entiendo, parece fácil situar en el pendrive todo aquello que se crea conveniente, a sabiendas de que quedará en papel mojado. La tercera, y esta ya me parece irrefutable, es que es materialmente imposible, y eso que estamos en enero, que el Ministerio de Fomento sea capaz de invertir este año en los trabajos del AVE lo que ha fijado en los PGE. La administración, todos sabemos como trabaja. Y a pesar de que tenemos por delante casi doce meses, lo cierto es que en licitaciones, adjudicaciones y comienzo de obras podemos situarnos en diciembre y no haber sido capaces ni de ver un rastrillo en los túneles tapiados desde la época de Miranda Hita. Y a pesar de tantos argumentos que me invitan al pesimismo, quiero pensar en positivo. Quiero razonar que desde el Ministerio de José Luis Ábalos de verdad se trata de cumplir con la provincia de Almería porque entienden que nuestra marginación secular no aguanta ni un minuto más sin repararse. Pero con los mismos argumentos están en Extremadura o Teruel y ahí siguen sus promesas, durmiendo el sueño de los justos. Pero es que 348 millones son muchos millones para invitarme a dejar volar mi imaginación. Y ya me veo en uno de los convoys camino de la capital, cabalgando a casi 300 kilómetros por hora, serpenteando Murcia y Castilla la Mancha y adentrándome en la capital del reino con la cabeza alta y la vergüenza del olvido desterrada. Pero mucho me temo que es solo imaginación, capacidad onírica en positivo que me va a costar ver hecha realidad en mi jubilación. Y aún, créanme, queda mucho para eso.

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