Opinión

Antonio Posadas

Catedrático de Física

Las misiones de la Universidad

Afirmar que los profesores de la Universidad sólo trabajan en las horas que dan clase es no entender el mundo universitario

Aafirmar que los profesores de la Universidad sólo trabajan en las horas en las que dan clase es no entender el mundo universitario; la Institución de Enseñanza Superior e Investigación no es un centro de educación media en el que los alumnos son más mayores.

Las misiones de la Universidad son tres: la generación del conocimiento (investigación), la transmisión del conocimiento hacia los alumnos (docencia) y la transferencia del conocimiento hacia los sectores de la sociedad que puedan transformarlo en desarrollo (innovación). Y el profesorado universitario es cumplidor con esas misiones.

Investigar es apasionante; ir más allá de la frontera del conocimiento requiere muchas horas de dedicación en bibliotecas y laboratorios. Engendrar una idea, sistematizar la forma de estudiarla y planificar en qué congresos y revistas se publicarán los resultados, es la tarea a la que muchos investigadores dedican dos meses al año para solicitar un proyecto de investigación. Esos proyectos comprenden tres años de duro trabajo por parte del equipo investigador. Después se rendirán cuentas de los fondos recibidos con varias auditorías.

Enseñar en la Universidad es una experiencia hermosa y gratificante. Las clases son la puesta en escena del saber del docente; y ese saber, no es espontáneo ni se puede contabilizar en las horas que duran las clases. Transmitir el conocimiento requiere estudio, preparación de apuntes, de material docente y de nuevos ejemplos actualizados. Transferir, la tercera misión de la Universidad según los estudios más recientes de los años 80 o, lo que la Universidad además debe ser, en palabras de Ortega y Gasset, es una labor que ayuda al entorno de la universidad en su desarrollo social y económico. La transferencia con intereses crematísticos acaba siendo innovación, pero la divulgación del conocimiento como rendición de cuentas, es también transferencia. Y, como acuña algún ilustre pensador de la Universidad de Almería, hablamos también de la transferencia ética, esto es, el comportamiento ejemplar del universitario ante la sociedad que, con sus impuestos, sostiene nuestra Institución.

La dromomanía mezclada con la actitud típica de baldragas, está llevando a cuestionar una Institución que deberíamos cuidar y mimar. Desde su responsabilidad deberían defenderla, aunque con las epidérmicas nociones que tienen de cómo gestionar, confunden el enseñoramiento con una administración pública rigurosa.

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