Una de misterios

¿De verdad queremos que todo se pueda explicar?¿Es bueno para nuestras vidas explicarlo todo?

La verdad es que la palabra paranormal me ha generado cierto estupor a lo largo de mi vida, o eso creo, porque me remite a una estética peculiar que proviene de la tradición cultural y donde resuenan otras palabras como espiritismo, parapsicología, etc; que son referencias de las diferentes aproximaciones escatológicas de eso que se ha llamado misterio. Pero más allá del estupor de esa estética lo que más me sorprende es que la filosofía no se haya interesado por eso y haya actuado igual que la ciencia cayendo en el determinismo. En la actual filosofía reina el excepticismo y el relativismo por lo que es complicado dedicar tiempo a esta estética. Lo cual no es correcto puesto que la filosofía se supone la disciplina de la ulterioridad y por lo tanto todo debe ser susceptible de reflexión. No obstante, yo al menos voy a hacerlo. Para mí la cosa está medianamente clara. Todos los fenómenos (no hechos) de la naturaleza deben ser explicados con las mismas reglas y no con reglas distintas. El conocimiento, si lo reducimos a la estructura cognitiva, solo puede sincronizarse con un sistema ontológico. Así es como funciona, porque aspira a un sistema único de entendimiento donde todos los fenómenos se rijan con las mismas reglas. Por lo tanto la clave de lo paranormal sería la naturalización de los fenómenos, en lugar de la actual separación de lo natural. Pero esto tiene varias consecuencias. La primera de ellas es que lo aludido se podrá explicar racionalmente. Así es como viene ocurriendo a lo largo de la historia de la humanidad. La segunda es que el pensamiento científico, y el filosófico, deberán dar un paso más hacia el indeterminismo y aceptar como naturales ciertos fenómenos no reconocidos, otorgándoles métodos efectivos, argumentos verificables, cribado de las fuentes, etc. La tercera consecuencia es el fin de la estética del misterio, porque si esos fenómenos se naturalizan la industria iconográfica y la cultura estética quedarán atrás como prueba de superación. (Es justo decir que el misterio como concepto general no puede confundirse con el misterio paranormal; el general es un estado del ser humano -no una suma de hechos- y supone una fuente de conocimiento). La pregunta que me planteo ahora es la siguiente: ¿de verdad queremos que esos fenómenos se puedan explicar? ¿De verdad queremos naturalizarlos? Decídalo usted querido lector.

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