El mito de la talla directa

Eso de la talla directa", al menos para la escultura figurativa tradicional, no ha existido nunca

Adiferencia de otras artes visuales -por ejemplo, la pintura- con procesos mucho más directos en los que suele intervenir un único hacedor creativa y manualmente de principio a fin, en lo que se refiere a los procedimientos de la escultura hay un elenco de creencias populares -o más bien cúmulo de ignorancias supinas- de carácter generalizado que fundamentan falsas mitologías, absurdas y cándidamente ingenuas. La mayoría de la gente piensa en Miguel Ángel, él sólo, con un cincel y un martillo frente a un enorme bloque de piedra, sin el menor estudio o modelado previo, dispuesto a retirar la materia sobrante para que, de súbito y por una suerte de milagro demiúrgico, aparezca el David con su perfección sublime. Inalcanzable. Y lo mismo podría decirse de un Montañés, gubia en mano, frente a un bloque de madera, dispuesto a hacer surgir de la nada una divina Purísima, o de un escultor en bronce, liado a martillazos contra una chapa metálica hasta darle la forma perfecta. Pero lo preocupante de este extendido imaginario es que hasta la gente del gremio lo compra como posible o verdadero, incluyendo a muchos aspirantes a escultores, decididos a probar suerte con eso de la "talla directa". Recuerdo con estupefacción cómo, incluso, no hace mucho tuve que corregir a un prestigioso conservador del Museo de Prado, tan convencido que estaba de que Miguel Ángel había labrado el David en "talla directa". Nada más lejos de la realidad; eso de la talla directa", al menos para la escultura figurativa tradicional, no ha existido nunca. La escultura es la forma. Y la forma surge del modelado de una materia dúctil, como el barro o la plastilina, que permite quitar o poner. El trabajo del escultor es el modelado de la obra escultórica. Y todo lo que viene después para trasladar esa forma, esos volúmenes, a piedra, madera, bronce u otros, son diversos procedimientos artesanales de alta cualificación realizados por diferentes profesionales dependiendo del material final. En la piedra y la madera, desbastadores y sacadores de puntos, lijadores y pulidores, y en el bronce sacadores de moldes, positivadores en cera, fundidores, repasadores de juntas y patinadores. En el gremio de la piedra y la madera, las nuevas tecnologías de pantógrafos, escáners 3D y máquinas de control numérico están motivando la desaparición de los artesanos tradicionales. Y muchos escultores ya han sustituido el modelado en barro por el digital. Los nuevos tiempos para el realismo escultórico ya son imparables.

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