Carta del Director/Luz de cobre

El modelo agrícola de Almería se agota

El sector agrícola almeriense ha tenido una capacidad de adaptación única. No veo razones para que no siga así

El modelo agrícola de Almería, el que ha permitido a esta provincia avanzar en su desarrollo en los últimos 50 años se agota. La afirmación la realiza COEXPHAL (Cosecheros y Exportadores de Productos Hortícolas de Almería). La alerta llega tras conocer o avanzar los datos de la última campaña. Unas cifras que dejan muchas dudas, estoy de acuerdo, sobre el futuro que espera a un modelo de éxito y único en el mundo en desarrollo agroindustrial, generador de empleo e innovador como pocos.

Los datos que llevan a COEXPHAL a realizar tal afirmación se asientan sobre la base de los bajos precios, los mismos prácticamente que en los últimos veinte años se obtienen por nuestras hortalizas y por el aumento de costes en la producción. La ecuación es cruel en su resultado: la rentabilidad disminuye año tras año, con productos como el tomate en franco retroceso, por la dura competencia marroquí.

Hasta aquí el planteamiento. La conclusión de la patronal hortícola parece que no admite discusión. Sin embargo, en los márgenes quedan algunas variables que me hacen no ser tan drástico ni tan pesimista.

La primera hace referencia a la capacidad de adaptación que el sector agrícola almeriense ha tenido en los últimos 50 años. Una capacidad que nos permite seguir ahí y competir en los mercados de tú a tú con aquellos que hacen lo mismo que nosotros. Bien es verdad que la Unión Europea no nos lo está poniendo fácil. Los acuerdos con Marruecos, beneficiosos para los 27 en muchas cosas, dejan en Almería jirones dolorosos.

La segunda derivada es el clima. En un año como el que hemos vivido, con una campaña de primavera nefasta por las temperaturas, hay que arbitrar y buscar las fórmulas para que todos no produzcan a la vez y lo mismo. Diversificar y extender en el tiempo los cultivos ayudará, no me cabe duda, a evitar precios tan malos como los obtenidos por los agricultores en sandía y melón durante la primavera. La tercera premisa que niega el agotamiento del modelo Almería es que Holanda, por ejemplo, sigue exportando a la Unión Europea el 31% del tomate que se consume y nadie pone el grito en el cielo por la competencia de países terceros. Muy al contrario, lo que tratan cada día es mejorar rendimientos, avanzar en el desarrollo de nuevas variedades y competir en calidad.

Y es ahí donde hay que llegar. Los demás caminos están vedados. Me explico: no se le pueden poner puertas al campo en un mundo global como el que vivimos. No tenemos nada que hacer con la climatología. Es la que es, por más que intentemos justificar lo injustificable. El camino a seguir tiene como hoja de ruta, y debemos grabárnosla a sangre y fuego, competir con los mejores productos, la más alta innovación y las últimas tecnologías y en eso somos invencibles.

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