Carta del Director/Luz de cobre

Les monsieurs franceces y la agricultura

Los franceses han ligado, casi siempre, los males de su agricultura a los productos que llegan desde España

No es nada nuevo, aunque si recurrente. La agricultura de la provincia de Almería, en especial los cultivos bajo plástico, han estado en los últimos 40 años siempre presentes en la cabeza de nuestros vecinos los franceses, y casi nunca para bueno. Todos los males de su campo, los reales y los inventados, van ligados a la fuerza, la pujanza y al buen hacer de esta tierra.

La incapacidad manifiesta de producir con rentabilidad, su permanente dependencia de las ayudas europeas y el chauvinismo habitual galo, nos ha puesto más veces de las deseadas en su punto de mira. Antológicas fueron las guerras comerciales, dolorosos los camiones de frutas y hortalizas bloqueados en las carreteras de este país y lamentables los escarceos y batallas campales entre trabajadores de la tierra de nuestros vecinos y camioneros españoles. Ninguna de ellas ha dejado buenos recuerdos y tampoco soluciones para un sector, como el francés, que no puede competir con el almeriense en calidad, temporada y precios. Es una batalla perdida, que no están dispuestos a aceptar.

No contentos con esparcir nuestras producciones por el asfalto, algunos iluminados han puesto el foco en aquello que más nos duele: la limpieza de nuestros cultivos y la calidad sanitaria de aquello que producimos y comemos. Hechos aislados y puntuales tratan, a costa de lo que sea, de convertirlos en generalidad, conscientes del daño que pueden producir. No lo van a conseguir. La práctica totalidad de la producción es de calidad, cumple con la trazabilidad sanitaria y supone la envidia de todos aquellos que nos ven como la huerta de Europa, aunque nunca podrán alcanzarnos.

Este planteamiento llega después de que cuatro "chalaos" propongan sólo comer tomate en temporada, en un intento vano y baldío de ir contra una agricultura limpia como es la de esta tierra. Juegan con las redes sociales y con aquellos incautos que se les enciende la bombilla con todo lo que ven y se dejan atrapar como los mosquitos por la luz.

En todo este cúmulo de despropósitos echo de menos un verdadero papel activo de aquellos que se dicen defensores del sector y que sobre el papel parece que lo son. Hortiespaña realiza un trabajo digno, aseado, con excesiva pulcritud diría yo. Se echa en falta un compromiso más firme, más decidido, más presente, con influencia. Y esta, la tienes o no la tienes. Un vídeo o una presentación no son suficientes argumentos para desmoronar y superar en Europa tanta falsedad, tanta mentira y tanto daño, en favor de intereses espurios y nada claros. Es la hora de la unidad, del frente común, de las campañas con proyección. Pero sobre todo es el momento de desterrar cualquier argumento falso en torno a la agricultura de esta tierra, que se prolonga demasiado en el tiempo.

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