La nave de los locos

Al entrar me llama la atención es una especie de vitrina que muestra como tesoros varios tebeos y un cartel

En la calle Murcia (de Almería) hay un bar a la mitad y no sé el nombre, es más, no sé el nombre de ningún bar, solo sé si me apetece ir o no cuando navegando por la ciudad o los pueblos, necesitas parar, tomar un café, hacer una parada. Este bar tiene un aire marrón y mesas de esas pegadas a la pared con asientos largos. Al entrar me llama la atención es una especie de vitrina que muestra como tesoros varios tebeos y un cartel. El cartel anuncia unas jornadas de cómic o de tebeos y más allá de ser un bizarro homenaje permanente al tebeo (en vitrinas habría que tenerlos, en vitrinas) tiene un tufo a Diego Cara y efectivamente, el mismo aparece al rato con su sombrero y sus cosas de tebeos. Le interpelo falsamente, tú eres el de lo tebeos, y lo es, y lo soy, nos conocemos y charlamos sobre que ambos hemos comprado el mismo tebeo (de segunda mano) tres veces y que para eso tengo yo una lista en el móvil, que voy actualizando por un documento en nube. Mira, le digo, del ddt, tengo estos y estos. Del ddt, de qué época, me dice. Yo que sé, si sólo tengo 40 cajas de tebeos y en total unos 500. Él tiene cien mil según me dice, según me dicen en otra parte desparramados por toda la casa, la cocina, debajo de las escaleras, encima de cualquier cosa. No lo dudo ni lo quiero saber porque le digo que yo solo soy un yonqui de los tebeos y de determinados libros de segunda mano y que no quiero quitarme pero tampoco morir de sobredosis y por eso me acerco poco a gente como él. Yo soy como el que acaba de dejar de echar monedas a la tragaperras, pero mañana volverá a echarle. Pero monedas, pocas, tebeos de pocos euros, nada de ejemplares caros, nada de altas apuestas, casinos, póker para ludópatas de pajarita que terminan sin corbata y marchitos en películas de perdedores. A sus jornadas, el 10-11 de diciembre no sé si iré, no debería, es como si un alcohólico en vez de ir a las jornadas de alcohólicos anónimos va a la degustación de una marca de licores. Yo voy aparte del mundo tomando mi copita de tebeos de vez en cuando y sin soñar con estanterías llenas o soñando pero sin caer en el mundo de los que el mundo solo es ese mundo. No sé de que época son los ddt ni sé muchas cosas ni quiero saberlas, solo a veces, solo perlas únicas que tienen todos, solo saber, solo volver a donde no se puede volver, mi única época, cuando me compraban los ddt y los ordenaba todos los días.

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