¡Que nivel, Maribel!

La pedagogía que no solo se le debe pedir al docente: la ciudadanía precisa modos ejemplares de hacer política y periodismo

La dignidad de quien trabaja no la da el nivel de su puesto de trabajo, sino el desempeño de su tarea. Siempre recordaré un momento genial en mi vida cuando al pedir la tapa correspondiente a la consumición de cada uno de los miembros del grupo que allí estábamos, y en un intento de colaborar con la persona que nos atendía, comencé a hacer el resumen por grupos dichas tapas, el camarero zanjó con un rotundo "disculpe, aquí el profesional soy yo". Pocas veces se puede sentir uno tan satisfecho y orgulloso de recibir un "zasca" en un momento tan inesperado. Aquel trabajador fue un auténtico profesional en su desempeño laboral.

Porque qué decir de quienes después de actuar en algún asunto de luz, agua o comunicaciones, dejan las tapaderas de dichos servicios mal colocadas de modo que los pasos de peatones se desdibujan en mil y una formas… ¿"Quisquilloso" me diréis? ¿Hay que despreocuparse de esto como cuando se dejan dos postes de madera en medio de la acera después del abandono de una obra soportando el cableado de luz y comunicaciones por años? Vivir amablemente la ciudad tiene mucho que ver con el buen gusto de las personas que en ella desarrollan su actividad. ¡Es imprescindible agradecerles su dedicación a la vez que solicitarles un mejor servicio, según corresponda! Porque tanto el buen hacer como la dejación de responsabilidades son elementos contagiosos: una ciudad limpia tenderá a no ensuciarse, mientras que una ciudad sucia no invita a la limpieza.

Del mismo modo, políticos y periodistas tienen, en el desempeño de sus tareas, uno de los compromisos más exigentes. La pedagogía que no solo se le debe pedir al docente: la ciudadanía precisa modos ejemplares de hacer política y periodismo. Son verdaderos guías sociales. Por eso, el comportamiento de aquel periodista acreditado en una rueda de prensa de nuestro equipo de fútbol capitalino que afeó públicamente al entrenador y un medio visitante que se expresaran en otra lengua española, distinta al castellano, fue de verdadero cateto cuando no de completo y perfecto maleducado. Y esto ocurre en donde usamos "CEO" para referirnos al responsable de una entidad deportiva que… hace sus manifestaciones en idioma extranjero sin que a nadie le llame esto la atención. Ese es nuestro nivel, Maribel: acosar y despreciar a quien no comulgamos con sus ideas, mientras que somos serviles con quien nos da de comer.

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