Si non vis bellum para pacem

No nos sintamos culpables: no podemos dar nada nuevo si antes no lo hemos cultivado

El adagio latino reza muy distinto. Así estamos educados: de forma muy diferente a como debiéramos. Decía Kant que no debería haber guerras porque no es esa la manera en la que [en este estado de naturaleza] cada cual debe buscar su propio derecho. Pero el debate está abierto, y muy vivo, tras la invasión de Ucrania por tropas rusas enviadas por ese gobierno, que dura ya más de cinco semanas. Han sido muchas las voces que han apoyado el envío de armas al pueblo ucraniano (pues como ejército no da respuesta suficiente), mientras que no han sido pocas las que se han manifestado en contra de esos envíos (pues para una población no preparada, significaría un agravamiento del conflicto). Las posiciones de cada cual poco pueden importar cuando lo que hay es una política internacional basada en el adagio clásico (erróneamente asignado a Julio César) que está grabada en el frontispicio de cualquier institución militar que se precie.

La misma palabra "militar" está asociada a la violencia de la guerra en su primera acepción de la RAE. Pero eso es lo que somos los seres humanos: muy dados a disfrutar nada o casi nada de las segundas o terceras acepciones. Raramente seremos excepcionales. Nos incomoda la paciencia; antes un rebuzno que una reflexión. Pero no nos sintamos culpables: no podemos dar nada nuevo si antes no lo hemos cultivado. Por eso, no cabe en nuestras cabezas que a la guerra, a la violencia, al conflicto, se les pueda responder desde herramientas y comportamientos no violentos, otras formas distintas a las que estamos acostumbrados por nuestra educación. No seas ingenuo: aquí no hay espacio nada mas que para decir que sí, que otras formas de resolución de conflictos son posibles; pero habría que educarse en ellas.

Los que profesamos la fe en el nazareno somos conscientes de la contradicción que se nos plantea ante el hecho violento: en el AT de la violencia no faltaba un Isaías que soñaba con transformar espadas en arados y lanzas en podaderas; en el NT de las Bienaventuranzas es el propio Jesús quien dice que no vino a traer paz, porque el conflicto es consustancial al ser humano. Gandhi nos recordó que la paz no es la ausencia de tensiones sino la práctica de la justicia. ¿Estamos preparados para responder al conflicto con estrategias no violentas? No, pero sí que podemos empezar a comprender que de una espiral solo se sale si rompes la ley que la define.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios