Una nueva oportunidad

La historia nos ha traído una oportunidad para que la UE gane argumentos para reivindicar su existencia

Hace una década perdimos una oportunidad. La perdió España y la perdió la UE, y de aquella pérdida vienen muchos de los lodos de los últimos años. Hace diez años, cuando llegó a Europa el tsunami de la crisis financiera originada en EE.UU con la caída de la financiera Lehman Brothers, la UE se equivocó utilizando la situación para probar la vía de la austeridad y del privilegio de la deuda y esperando hasta que Grecia colapsó, e Irlanda, Portugal, España e Italia llegaron al borde del precipicio, para decir, a través del Presidente Banco Central Europeo, que estaba dispuesta "a hacer todo lo necesario para preservar el euro", y de esas equivocaciones llegaron, entre otros, el incumplimiento a recurrentes promesas de armonización, bienestar y crecimiento acompasado fruto de la unidad, el euroescepticismo y la indignación a las calles, el Brexit al Reino Unido y la miseria a Grecia, una miseria sobre la que, por ejemplo, el profesor de Harvard Peter A. Hall nos contó esto: "Una y otra vez, las optimistas proyecciones de crecimiento realizadas por la troika (la Comisión Europea, el BCE y el FMI) encargada de la supervisión de las condiciones del rescate demostraron ser ilusorias y, en 2015, el PIB griego continuaba un 25% por debajo de su nivel de 2009. Los préstamos ofrecidos a Grecia no bastaron para permitir ningún tipo de estímulo fiscal: el 90% se fue a pagar los intereses y el principal de los préstamos existentes. No quedaba margen alguno para financiar la demanda agregada en un contexto de fuertes bajadas de los salarios y las prestaciones sociales." ("La búsqueda de Europa: visiones en contraste"). Y hace diez años, cuando esa misma ola dejó al descubierto las vergüenzas de nuestro modelo productivo y los peligros de un alto nivel de endeudamiento del sector público, España perdió la oportunidad de acometer, por difíciles que fueran, las reformas necesarias para no acabar siendo un país de turismo, empleo público y microempresas y un estado abrumado por la carga de las pensiones públicas y el peso de un mercado laboral precario y un paro sistémico intratable. Pero hoy la historia nos ha traído una nueva oportunidad; una enorme oportunidad para que la UE gane incontestables argumentos para reivindicar su existencia y esta España se convierta en la mejor versión de este país; una inmensa oportunidad de ingente capacidad de transformación para aquellos países en los que las principales fuerzas políticas la reciban sentados en la misma mesa; una tremenda oportunidad frente a la que la UE ya ha mostrado su intención de no desperdiciarla apelando a la creación una "economía humana que proteja de los grandes riesgos. Enfermedad, paro, pobreza. Que proporcione estabilidad y absorba shocks. Nunca antes protección, estabilidad y oportunidad fueron más necesarias" (Ursula von der Leyen).

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